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Pedazo de acordeón

Por Ricardo Gutiérrez

Muy cerca a la confluencia de los ríos Cesar y Ariguaní se encuentra El Paso, Cesar, donde una extensión de tierra es apta para la explotación agrícola y ganadera. El resto son sabanas comunales, de inferior calidad, cuya explotación tradicional la realiza la comunidad desde tiempos pretéritos.   Esa productiva región, adornada por el vaivén de las palmeras que de manera natural crecen y la ciénaga que garantiza la pesca  y el agua en los intensos veranos, atrajo grandes inversiones de la familia momposina Gutiérrez de Piñeres Trespalacios, quienes organizaron una explotación ganadera, en la Hacienda Santa Bárbara de las Cabezas, fundada en la época de la Colonia. Esta actividad fue determinante en la fusión de razas, costumbres y tradiciones.

En esa organización trabajaron los ancestros de Alejo, todos fueron músicos: su abuelo, Juan Durán, su padre Nafer Durán Mojica, su madre Juana Francisca Diaz Villarreal, cantadora de Pajarito, Chande y Bullerengue, prima del músico sobresaliente Escolástico Romero, padre de Israel Romero, fundador del  Binomio de oro. Así también fueron acordeoneros sus hermanos Luis Felipe, Sabina y Náfer. Luis Felipe fue el primero hizo una grabación musical (1949), Náfer fue coronado Rey Vallenato en 1976.

Esta sucesión perpetuó la dinastía musical con Alejo, quien aprendió a tocar el acordeón a los 22 años.  A el  interesaba la tambora igual que a su madre, pero un día cualquiera se dio cuenta que el éxito que Luis Felipe tenía con las mujeres era debido al acordeón  y como era un hombre enamorado tomó la decisión de  conocer los vericuetos de ese bello instrumento. En una parranda en El paso en la fiesta de San Marcos, patrono del pueblo, Alejo le pidió a su hermano que no sólo le prestara el acordeón, que le permitiera además, que su conjunto lo acompañara en la interpretación de una canción.  Hizo su presentación con una canción de su tío Octavio Mendoza, que dejó todos atónitos e impresionó con su estilo peculiar a una morena de cejas encontradas, sentada en una banqueta ya vencida por el uso. Pronto consiguió unos recursos como aserrador y compró un acordeón usado por cuarenta pesos, al que se refería como "este pedazo de acordeón".  Con el al pecho comenzó  a tocar en parrandas y construyó un verso que resultó premonitorio: " escuchen mis amiguitos/lo va a publicar la prensa/no me le toquen los pitos/vean que me costo 40". Años después los diarios nacionales lo aclamaron al coronarse en 1968 primer Rey Vallenato con una canción muy conocida que dice: "Este pedazo de acordeón/Donde tengo el alma mía/Ahi? tengo mi corazón/Y parte de mi alegría".

En una fiesta patronal una hermosa mujer le dijo: Alejo, "Ud. es negrito, pero antojadito, quédese quieto". El que era dicharachero contestó:  ¡Te empataste  con lo que sirve mujer, vámonos!

Cuando se sentía enamorado se acompañaba con el bolero "No es venganza" conocida canción interpretada por la Sonora Matancera con la sensual voz de Carmen Delia Dipin. Jamás  consumía licor.  Al llegar  cansando a acostarse comía queso con panela. En una ocasión su compañera le dijo: " Don Alejo, ud es diabético, no puede consumir tanta azúcar " El la miró de reojo y le contestó sarcásticamente: Tate quieta negra, tu sabes que mi sangre no sirve, pero mi panela si!

Con Alejo se fue un estilo, pero nos dejo un legado inmenso con su música autentica, que al interpretarla, parecía espantar sus males

 

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