Una de las preguntas que tendrán que contestar los ciudadanos de la Costa Atlántica, el próximo 14 de marzo, cuando acudan a las urnas a elegir a sus Representantes a la Cámara y Senadores de la República, es si están de acuerdo o no con la conformación de esta zona del país, como una región autónoma.
Luego de que los magistrados costeños, al interior del Consejo Nacional Electoral, le dieron aval a la palabra autonomía dentro de la pregunta, se determinó que el texto del Voto Caribe que será considerado próximamente en la plenaria del Consejo Nacional Electoral es el siguiente: “Voto a favor de la constitución de la Región Caribe como una entidad territorial de derecho público, con autonomía política, administrativa y financiera, que promueva el desarrollo económico y social de nuestro territorio dentro del Estado y la Constitución Colombiana”.
Y el tiempo apremia, en verdad, para explicar al electorado de los ocho departamentos de la Costa, las implicaciones, los pros y los contras de votar positivamente integrarse y conformarse como Región. Ya comenzó esta tarea contra -reloj el gobernador del Atlántico, Eduardo Verano de la Rosa. Sea la hora de reconocer que este dirigente liberal ha sido defensor de esta iniciativa de la regionalización de la Costa, desde cuando fue elegido como constituyente en 1991, junto con el conservador Carlos Rodado Noriega y otros líderes de esta zona del país, amigos de esta propuesta.
A Verano de la Rosa lo han secundado todos los gobernadores de la Costa, unos con más entusiasmo que otros, como es el caso del Gobernador del Cesar, Cristian Moreno Panezo, defensor del voto por la Región Caribe.
Pero la tarea apenas comienza; hay que llevar el mensaje a todos los municipios, veredas y – en general- a todos los rincones de cada uno de los ocho departamentos: Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, Guajira, Magdalena, Sucre y San Andrés. Es necesario multiplicar y explicar la pregunta de la consulta en las escuelas, colegios y universidades; en las empresas, en las plazas, en los parques, en las tiendas, en fin en todas partes. Y debemos comprometernos muchos sectores y estamentos con la pedagogía de esta jornada democrática e histórica para la Costa Atlántica, que desde ya debemos llamar Región Caribe.
Y los mensajes deben ser bien sencillos; reiteramos la pregunta (por ahora) sería la siguiente:
“Voto a favor de la constitución de la Región Caribe como una entidad territorial de derecho público, con autonomía política, administrativa y financiera, que promueva el desarrollo económico y social de nuestro territorio dentro del Estado y la Constitución Colombiana”. (Para comenzar recortemos esta pregunta, fotocopiémosla y multipliquémosla).
Y hay que votar por el sí; a los habitantes de la Costa Atlántica nos conviene convertirnos en una región con autonomía política, administrativa y financiera. Esa autonomía busca promover un desarrollo desde la región, desde cada uno de los municipios y departamentos, hacia arriba y no como hasta ahora se ha hecho, desde arriba hacia abajo, de la Nación a los municipios.
Segundo mensaje, somos una región desde el punto de vista cultural y social; pero nos falta más integración desde el punto de vista económico, en materia de vías y transporte terrestre, aéreo y fluvial. Es necesario construir carreteras que integren de manera transversal a la Costa, anhelo que no se ha podido lograr ya que la asignación de los recursos de las carreteras se hace desde Bogotá.
Colombia es un país de regiones; y la Región Caribe es una de ellas, la idea es plantear un nuevo modelo de desarrollo económico, al estilo de las regiones en España o de Italia, para citar sólo dos de los estados de Europa, que tienen modelos de regiones, sin subvertir la unidad de la nación.
El otro complemento de este proyecto de la regionalización es la creación del Fondo de Compensación Regional que busca reducir la inequidad económica entre esas regiones hoy abismales, para citar un ejemplo: la diferencia entre los indicadores económicos y sociales entre Chocó y Cundinamarca.
Por supuesto, la constitución de la Región Caribe no es la panacea para los habitantes de la Costa: es sólo un instrumento para promover el desarrollo político, económico, social y cultural. La creación de la Región Caribe no va a resolver problemas como la pobreza, la corrupción, el clientelismo y la violencia, para citar sólo algunos. Claro que no.
Esos problemas, entre otras cosas comunes a todo el país, sólo se resolverán con políticas sociales y económicas enfocadas a los mismos, a resolver el problema del desempleo, la miseria y la exclusión social. La Costa, mejor, la Región Caribe requiere nuevos liderazgos, claro que sí, gente nueva, con costumbres sanas en la política, comprometidas con un ejercicio sano y transparente del poder y alejada de los temas de la contratitis, la burocracia, el clientelismo y las grandes negociaciones, a partir del Estado.
La consulta por el Voto Caribe, por la Constitución de la Región Caribe, es sólo un primer paso, luego viene todo el proceso de estructuración de la misma, su conformación, gobierno, misión y objetivos de mediano y largo plazo. Hay que votar por el Sí, en la pregunta de la Consulta sobre la constitución de la Región Caribe, pero, insistimos, esta no será la solución, ni más faltaba, a todos los graves y complejos problemas que afrontan la gran mayoría de la población de los ocho departamentos de la Costa.