Una buena intención tiene el Decreto que acaba de expedir la Alcaldía de Valledupar para controlar la venta y consumo de alcohol con el propósito de disminuir los índices de accidentalidad y riñas en la ciudad, al determinar horarios específicos para estancos, tiendas, discotecas y bares.
Las cifras de riñas en la ciudad, más de 300 cada fin de semana y el alto índice de accidentes que ocurren después de las 10:00 de la noche, alarmaron a las autoridades que decidieron ponerle horas específicas a la venta de licor.
Aunque la medida en principio es buena, la solución debe ir más allá de las horas de cierres. La población necesita divertirse, es un derecho que no se puede coartar.
Lo que hace falta es fortalecer la cultura ciudadana que permita crear una conciencia entre las personas, que finalmente son las que deben asumir su responsabilidad a la hora de salir a divertirse. Conducir embriagado no depende de un Decreto, sino de la conciencia de cada ciudadano.
Son 15 días de socialización de este Decreto que permitirá conocer los resultados y establecer si es el camino correcto para disminuir estas estadísticas, que aumentan especialmente en las tiendas de barrios, donde ocurren la mayoría de las riñas, pues éstas se han convertido en cantinas que nadie controla.
Ojalá funcione la idea de dejar la rumba hasta las 4:00 de la mañana en lugares cerrados y no se observen más estancos abiertos hasta altas horas de la madrugada, a donde llegan las caravanas de carros con los equipos a alto volumen que acaban con la tranquilidad de sectores residenciales.
Este es un tema que compete a todos, no sólo a las autoridades, sino a los padres de familia, a los jóvenes, a los dueños de estancos, de discotecas, de tiendas y bares.
Pueda ser que las autoridades, encabezadas por la Policía Nacional, socialicen con mayor énfasis este Decreto en los diferentes barrios de la ciudad, donde las noches se convierten en cómplices de hechos delictivos, que mantienen en alerta permanente a la comunidad.