Sumando fuerzas en búsqueda de solución, diversos gremios oficiales del país, mediante un universo representativo de problemas e irregularidades de orden financiero, ajustes salariales, mejoramiento a la calidad de la educación, salud, construyen líneas de acción bajo un pluralismo participativo que no ha tenido respuesta del gobierno central. Por el contrario, mediante una discusión abierta los actores de la protesta social, inmersos en una especie de remolinos e incertidumbres que giran alrededor de un pliego de peticiones justo y razonado, no han encontrado sino apatía e indiferencia del poder gubernamental.
El gremio docente a través de Fecode -Federación Colombiana de Educadores-, Asonal Judicial, Inpec, Mintrabajo, transportadores, agremiaciones del Choco y otros con objetivos comunes han mantenido un mecanismo permanente de comunicación y diálogo donde no han hecho otra cosa que reiterar una y mil veces la serie de circunstancias que los aquejan. No obstante, el gobierno Santos Calderón con un cinismo que raya en lo absurdo, responde que no hay presupuesto; esta es una brutal conducta dictatorial, dejando entrever su incapacidad e ineficacia para responder con prontitud la resolución de los conflictos.
Nos preguntamos: ¿Es esta la paz con verdad social para la sociedad colombiana que se espera y pregona Santos ¿Respondiendo a este interrogante, tenemos que decir que estos paros al unísono en todo el país representan la auténtica y legitima protesta social, son en su esencia el verdadero caldo de cultivo para el surgimiento de condiciones que templen el espíritu y la resistencia.
En forma sucinta las expectativas generadas por parte de quienes protestan han permitido movilizar resortes psicológicos en la gente pensante de toda la nación, pero no así en quien tiene el sartén por el mango, el Gobierno Nacional, quien ha actuado como Shakira: sordo ciego y mudo, pero con ánimo de conciliar, cuando lo que se debe es cumplir lo acordado con estos gremios que protestan.
Surge aquí una paradoja de conceptos antagónicos; mientras Santos pide apoyo a sus conciudadanos para que se unan a hacer realidad los Acuerdos de La Habana, por otro lado se muestra indiferente ante la crisis que padecen muchos gremios del país. En otras palabras no cumple allá ni acá.
Los docentes sostienen que esto no es tema de conciliación, ya que los pliegos petitorios se han dado a conocer hasta la saciedad y no hay acciones concretas.
No hay que olvidar que es categórico, urgente y prioritario concebir la Educación como la espina dorsal de una sociedad que conlleva con sus saberes a la transformación integral del hombre, por lo cual se hace necesario e indispensable que el Estado invierta acorde y realmente en la educación y sus protagonistas para que esta cumpla su verdadero cometido de mejorar ostensiblemente su calidad.
Por Jairo Franco Salas
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