A una persona conocida, de a pie, correcta, egresada de “La Nacho” y ya jubilada, a quien percibo como “de izquierda”, le pedí opinar sobre los paros armados de las disidencias y el ELN, y si creía que había que negociar con estos últimos.
Lo pensó y me respondió: Hoy no reconozco eso que, hace 40 años, nos hiso entronizar la imagen de “El Che” en la plazoleta de la Universidad. Lo que ahora veo no me gusta, pero… -dudó-, mucha gente sufre y muere, y si las negociaciones detienen eso, valen la pena.
Riposté que, entonces, sería una negociación extorsiva, como la de las Farc. Si el Gobierno no negocia, seguimos explotando el tubo -la naturaleza no es problema nuestro; el pueblo tampoco, diría yo-, seguimos secuestrando, extorsionando, matando y reclutando menores. Ah!, y organizándolo todo a buen resguardo desde Cuba y Venezuela. Si el Gobierno no negocia, hay paro armado.
Hay más aristas de esta charla de ocasión. Si el Gobierno se deja extorsionar, que espero no lo haga -en eso ha sido enfático el presidente-, qué carajos -perdón por la expresión- podría negociar con el ELN que no haya negociado el de Santos con las Farc.
¿Qué buscan las disidencias con su paro armado? ¿Acaso solidarizarse con sus compadres? Nooo…, si bala es lo que se dan. ¿Acaso otra negociación? Sería un mal chiste. Buscan recuperar su dominio narcoterrorista y su “grandeza extorsiva” con el apoyo del sátrapa de la vecindad; buscan hacer su papel de brazo armado de quienes acá suspiran por el Socialismo Bolivariano; buscan sumarse, desde el campo martirizado, al otro “paro nacional”, el de las marchas pacíficas que nunca lo son; tan extorsivo como los “paros armados”.
El país está en “modo paro”, y el paro, por definición, es extorsivo y atemorizante. Paro armado de elenos y disidencias. Paro nacional en las ciudades, con marchas extorsivas lideradas por Fecode. Paran los camioneros, los estudiantes, los profesores…
Y todo esto sucede mientras la izquierda, el centrosantismo y las iglesias, presionan al Gobierno para que negocie con el ELN y, también, con el comité de paro las 13 “exigencias” que se convirtieron en 104.
Negociación extorsiva: Si no hay negociación, seguimos en la calle, con todo y vándalos. Mientras escribo, están, literalmente, destruyendo la tradicional Avenida Chile en Bogotá.
Basta ya. Hay que hacer un llamado al orden y al uso legítimo de la fuerza para garantizarlo; un llamado a desempantanar la reforma a la justicia, desde la magistratura al juez municipal y el sistema penitenciario.
Sin justicia no hay orden, hay caos. Sin orden no hay libertad efectiva, hay temor, como el que a diario sentimos en campos y ciudades. Sin libertades efectivas no hay democracia real, y sin democracia real andamos el camino del vecindario.
Colombia no para… rechaza el terror extorsivo… quiere esperanza.