Partamos manifestando que Colombia requiere con urgencia de un sistema electoral más ágil, acorde a las circunstancias actuales, con la participación adecuada de representantes de diferentes matices, ideologías, que se depuren y perfilen al interior de sus partidos o corrientes políticas, sin crear divisiones, conflictos al interior de los mismos; pero, sí respetando las reglas de juego y no distorsionando el ambiente político.
Lo que vemos en esta campaña electoral, próxima a elegir Congreso y Presidencia de la República, es que abundan por doquier jurisdicción del país precandidatos presidenciales. Según un medio de comunicación televisivo van 55 y pueden resultar más; muy ilusos o muy osados, generando conflictos al interior de sus corrientes políticas; pretendiendo hacer parte de este grupo masivo de precandidatos, amenazando interponer acciones legales, acciones de tutela, ya que dicen, les están violando derechos, ya que llevan años en estas lides de la política colombiana.
Para matizar esta situación de manera objetiva, sin sectarismos, solo enfocado a brindar ilustración real de lo que sucede, además de lo que expresa la gente, me propuse la tarea de dialogar con un exponente que practica de manera diferente esa política en el país, exfuncionario, elegido popularmente en una corporación pública, le llamaré Salvador.
Me expresaba hace pocas semanas: “Mira, Jairo, estuve en la política, desde muy joven me entusiasmó, me gusta servir a la gente, llegué al grupo político con ideas renovadoras que generaron malestar y por querer concretarlas me hicieron a un lado, me sacaron como a perro en misa”.
Agregó Salvador: “Sé llegar a la gente para conseguir mis votos, cautivando a mis votantes y saber con quién contaba, sin prometerles puentes donde no hay ríos; conozco la región que representé y a ella dirigí beneficios, y no como dicen muchos, que conocen el lugar como la palma de su mano, totalmente falso”.
Finalmente expresó: “No tengo ninguna investigación disciplinaria, menos penal, muchos están en la cárcel o en el desprestigio, actualmente ando con la frente en alto, sin escoltas y con muchos amigos”.
Sin limitar o vetar, todo ciudadano colombiano tiene derecho a participar en la conformación, ejercicio y control del poder político en este país; pero, eso sí, que haga efectivo ese valioso y poderoso derecho fundamental, artículo 40 de nuestra Carta Magna, representar a otros ciudadanos.
Hoy recordamos y replicamos a Salvador, con quien dialogo con frecuencia, expresando que Colombia necesita urgentemente nuevos dirigentes, y no políticos que como no tienen que más hacer, dicen, me lanzo de precandidato presidencial, acumulan décadas en el clientelismo político y quieren seguir sacándole el jugo a su rol para lo personal, todo a costa del erario, enredando, enlodando la situación política y retrasando una verdadera democracia.
Si manifestamos esto hoy es porque deseamos se establezca un mejor sistema electoral, no improvisado, convincente, brindándole oportunidades a quienes no las tienen, el cambio generacional las exige urgentemente, la juventud actual necesita abrirse campo, oxigenando las deterioradas corrientes políticas que permanecen estancadas, viciadas, sin mostrar adelantos, solo propiciando individualismo y sectarismo.
jairofrancos@hotmail.com