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Panorama jurídico: La polarización que vive Colombia hoy

¿Qué produce y resulta de la polarización de ideas? Para que alguien pueda convivir o llevarse bien con otra persona no necesita compartir las mismas ideas; se requiere respeto, mucho respeto mutuo y diálogo.

Esta es la situación que estamos viviendo en el país, necesitamos excelentes amigables componedores que traten y expongan con claridad este tema, que sean apaciguadores, respetados y acatados por el conglomerado social. En sí, la polarización de ideas o creencias es el fenómeno  psicológico  por el cual una diferencia de opinión se hace más extrema  a medida que las pruebas opuestas de las partes plantean sus respectivos puntos de vista.

La polarización es la aparición de dos polos que se establecerán como opuestos, respecto a ciertas situaciones, resultando la polarización social y la polarización de actitudes o la polarización de creencias. Resulta ahora que ciertas distorsiones cognitivas son esquemas equivocados de interpretar los hechos que generan múltiples consecuencias negativas; alteraciones emocionales como consecuencias de la perjudicial creencia en los pensamientos negativos; conflictos en las relaciones con los demás, donde es posible que las interpretaciones erróneas pasen a otro plano más agresivo.

Necesitamos, hoy más que nunca, propiciar y acoger un encuentro civilista entre posiciones diversas para socializar y dialogar entorno al conjunto de reflexiones que hacen posible una verdadera transformación social; además, requerimos consolidar un liderazgo que nos permita transitar hacia senderos de progreso para todos; eso sí, proyectar un criterio ético sobre asuntos públicos de acción social. 

Urge mejorar las condiciones de un país  que navega en odio, sangre, miseria; polarizado en el océano de la esquiva modernidad, donde siempre se quieren pintar pajaritos en el aire, que reverbera en el oscurantismo y la hipocresía moral; una sociedad polarizada por las   tinieblas, en la arbitrariedad y en la tardanza en aparecer normas de verdadero control, que aunque sean rigurosas den soluciones; estamos prácticamente en momentos de conmoción.

No podemos seguir viviendo en un país donde la masificación del odio y el marasmo imperan por doquier. Mientras mantengamos un escenario de polarización como el que vivimos,  la sana convivencia será una utopía; estamos obligados a consolidar y ejecutar la construcción de una senda que propicie unir esfuerzos y voluntades en busca de una acción colectiva, que no sea retórica. Manifestamos, no es la ley del más fuerte la que rige la convivencia, sino la fuerza de la ley aprobada por todos y para todos; este axioma deja la propuesta de una moral humanista que priorice la armonía social.

La polarización se agudiza con el enardecimiento de ánimos, miremos no más los comportamientos de los congresistas, los padres de la patria, donde se presenta la polarización. ¿Qué se podrá decir de sus seguidores? Discursos incendiarios de unos llevan a tomar opiniones y posiciones perversas, finalmente a tomar partido. La polarización maligna, que perjudica, es inducida por unos pocos. Concluimos preguntando: ¿Qué se pretende con esta polarización? Deben surgir constructores de sociedad que cicatricen, que sanen heridas y curen fracturas; que no sea para futuras generaciones, que resulten más pronto que tarde.

Individualmente podemos aportar a disminuir la polarización social,  no ser incendiarios en el diálogo; por eso firmemos un contrato social que nos beneficie  a todos.

jairofrancos@hotmail.com

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Jairo Franco Salas: