Para nadie es un secreto que el Gobierno nacional dispuso por el Ministerio de Educación Nacional diseñar e implementar el desarrollo del pensum académico, tanto en primaria, secundaria como en pregrado, del manejo virtual desde el primer trimestre del 2020 a raíz de la propagación de la pandemia originada por el COVID-19.
Esta medida se aplica para enfrentar la problemática del confinamiento y cumplir rigurosamente los protocolos de bioseguridad; sin embargo, la disposición según cifras estadísticas propició una descomunal deserción por parte del alumnado, la razón está dada en la falta de herramientas tecnológicas como son los computadores y la señal de internet, factores que motivaron cambios en muchos estudiantes que hoy piden a gritos volver a las aulas de forma presencial con los controles que esta exija.
Consideramos que la situación no es fácil, toda vez que los contagios por la presencia del virus no paran; motivo por el cual se socializa con Fecode y las diferentes secretarías de Educación, distrital, municipal y departamental, el plan de la alternancia educativa para el presente año; tanto para establecimientos públicos como para privados. Esta modalidad consiste en que los estudiantes reciban algunas clases de manera presencial en horarios específicos y por grupos con determinados números de alumnos. La medida para algunos es alentadora, para otros negativa; no será obligatoria, sino que el padre de familia estará en el derecho de decidir si somete o no a su hijo a la alternancia o si sigue haciendo uso de la virtualidad.
La alternancia educativa debemos entenderla como una metodología educativa; que está asociada estrechamente a los contenidos de los currículos, a la vida, al trabajo, al entorno social del educando; así como al aprovechamiento de las virtualidades educativas, que dicho medio encierra el modelo de alternancia que combina clases presenciales con trabajo en casa.
Además de delicada la situación actual, requiere analizar los pro y los contra para tomar decisiones acordes que arrojen dicha estimación; no podrán ser definitivas, susceptibles de cambiarse luego de un seguimiento y control a cargo de profesores y padres de familia que crearán las instituciones educativas mientras nos vacunamos. Recordemos que en estos momentos no debemos bajar la guardia ante la pandemia a pesar de que se tomen medidas alternativas; paso a paso nos adaptaremos.
El retorno progresivo a la presencialidad con alternancia será una medida que consistirá en la reactivación de las actividades académicas y administrativas en las sedes de trabajo de manera gradual, atendiendo a si están o no debidamente implementadas las medidas de control del riesgo establecidas en los protocolos de bioseguridad.
Algunos rectores de diferentes regiones sostienen que por ahora es preferible seguir con las clases virtuales, donde toda vez que los niños especialmente los de primaria no poseen la conciencia suficiente de cuidarse por más que los tutores o mayores quieran controlarlos. Los infantes en gran parte se caracterizan por su espíritu inquieto como fogoso e imperativo. Lo cierto es que la alternancia causa preocupación a nivel nacional, pero hasta el momento es la salida más viable que se lanza para mantener a los estudiantes en el panorama educativo.
Es latente que la virtualidad no está virtualizada en su totalidad en Colombia y que los recursos institucionales están destinados para garantizar más que todo guías, talleres y otros implementos que favorezcan la colectividad.