En todas las campañas electorales surgen propuestas inviables y engañosas. Una vez, un candidato ofreció generar diez mil puestos de trabajo, otro prometió reemplazar a Electricaribe, otro habló de construir 5.000 casas; todos ganaron. No faltará quien prometa el cielo. Eso no es serio, eso es abusar de las emociones de la gente. Ahora, un candidato a la gobernación del Cesar y dos a la alcaldía de Valledupar están ofreciendo paneles solares como forma autónoma de surtirse de energía eléctrica; esta oferta es engañosa.
No es soplar y hacer botellas, no se entusiasme amigo elector porque puede caer en una trampa, este es un sistema costoso y tiene limitantes insalvables; electrificar una casa promedia tiene un costo que puede fluctuar entre 20 y 50 millones de pesos.
Este sistema opera de dos maneras: uno, el autónomo, funciona con baterías solares que acumulan la energía durante un ciclo solar que en Valledupar es de 7 horas, el segundo más alto del país; en este, la batería es lo más costoso y su vida útil puede ser de tres años al final de los cuales deberá sustituirla; el otro solo utiliza paneles pero toca interconectarse a la red durante las 17 horas restantes del día para lo cual deberá instalar un inversor que convierta la corriente directa en alterna, también muy costoso; así, cada mes le saldrían dos recibos, uno de Afinia y otro de la financiación de sus propios equipos.
Tampoco todas las edificaciones son aptas para soportar el sistema y muchas de ellas se encuentran en zonas subnormales y sin titularidad por lo cual no serían sujetas de crédito. Además, hay que pensar en los costos de mantenimiento, y la conexión a la red está supeditada a la capacidad del transformador de su vecindad, esto lo rige la CREG.
Un candidato, sin ruborizarse, ofrece adecuar 15.000 viviendas y 5.000 establecimientos públicos con paneles ofreciendo unas fuentes de financiamiento no existentes ni controlables; dice que el 30% se hará con recursos de la nación, 20% con cargo al departamento y al municipio y el resto, 50%, lo aportaría el beneficiario que por lo general no posee capacidad para esta operación. Según el oferente, el proyecto tendría un costo de $90.000 millones/año. Estos planes masivos no se ven ni en Europa donde las necesidades de cambio de matriz energética son mayores.
La energía fotovoltaica fue descubierta hace 100 años conocida como “efecto fotoeléctrico” por lo cual Einstein recibió el premio Nobel de física en 1921. ¿Por qué no se había comercializado hace tanto tiempo? La verdad, el Plan Nacional de Desarrollo, 2023-2026, PND, no prevé recursos para esta actividad en el sector urbano, solo para la ruralidad carente de electrificación.
Tampoco un alcalde puede arbitrar a su voluntad los recursos del departamento para ninguna actividad ni el municipio con sus recursos propios tiene capacidad para esta inversión. La ley 1715/2014, art.19, habla de “Comunidades Energéticas”, facultadas para generar, comercializar y usar con eficiencia la energía de fuentes no convencionales, cuya meta es producir 2.000 MW para operación comercial; este concepto se retoma en el artículo 235, numeral 25 de la ley 2294/2023, PND; esta nueva modalidad de generación eléctrica no operará por fuera del sistema, sino que estará sujeta al control y vigilancia de la Superintendencia de Servicios Públicos. Su implementación financiera se haría a través de fondos especiales cuya reglamentación aún no se ha hecho.
Tanto los parques solares como las comunidades energéticas tienen como fines la transformación de la matriz energética conectándose a la red de distribución a través de bolsas comercializadoras. Claro, si cualquier particular, cumplidas las normas, decide instalar paneles puede hacerlo, pero en estos momentos no existe una línea financiera estatal para ello. Es mejor reestructurar el tanque de La Popa que costó $25 mil millones para atender 200 mil personas. A nadie se le puede quitar el deseo de ser el alcalde de su ciudad, pero una propuesta de gobierno debe ser seria, bien estructurada y viable pero no mentirosa. Puro populismo. ¡A otro perro con ese hueso!
Por Luis Napoleón de Armas P.