Dos años de gobierno de Gustavo Petro no pueden ser la panacea o el milagro de solucionar problemas que datan desde hace más de dos siglos a la luz de un desastre llamado ultraderecha, tomando como génesis el grito de independencia, luego que Simón Bolívar dictara su última proclama en la quinta de San Pedro Alejandrino, en Santa Marta, desde donde exhortó a sus compatriotas a la unión: “Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”, 10 de diciembre de 1830.
La hecatombe de un país se le quiere atribuir a un solo gobierno. “La lucha contra la corrupción ha sido mi vida política y personal, mucho antes que los medios de comunicación lo convirtieran en noticia y los entes de control tomaran siquiera una decisión al respecto“, recordó Gustavo Petro.
Son perogrulladas documentar los escándalos de corrupción que sacuden al país contemporáneo y en cualquier época, desde Odebrecht, hasta Reficar, pasando por el abudineo de los $70 mil millones anticipados al consorcio Centros Poblados para llevar Internet gratuito a la población vulnerable de comunidades rurales en 32 departamentos, hasta los bochornos agitados por el cartel de la toga, el carrusel de la contratación, el cartel de la hemofilia, cianuro y pañales, mucho antes del sonado caso del Grupo Grancolombiano, y otros sucesos no menos vergonzosos sin que la moral se ruborice, como los falsos positivos, la yidispolítica o Agro Ingreso Seguro, es como llorar sobre la leche derramada.
Ignorar el escándalo de los carrotanques para llevar agua potable a la Guajira no es la excepción, porque son malas prácticas arraigadas en una cultura y el imaginario colectivo de una nación, pero por desgracia no se ha ensayado una vacuna contra la corrupción, tema que sabe explotar con saña la oposición para echarle el agua sucia al Jefe de Estado, pero las responsabilidades son individuales y cada quien que responda por sus actos, cuál es el caso de Olmedo López y Esneider Pinilla, exdirectivos de la UNGRD, conforme los congresistas objeto de investigación, supuestamente enmermelados para pasar las reformas sociales que impulsa el gobierno nacional.
Criticado hasta por lo que no dice, era de esperarse que su propuesta de dinamizar el turismo en Tolú para que la economía se vuelque a ese sector implementando un aeropuerto internacional en una zona de la costa Caribe que ha estado empañada históricamente por la presencia de la criminalidad, tuviera sus acérrimos contradictores.
“La idea es atraer turismo no solo desde el interior del país, sino desde el exterior, lo que amerita una terminal aérea con vuelos directos desde otros territorios, para generar un cambio profundo en las dinámicas que hoy rigen en una zona del Caribe flagelada por el narcotráfico, lo que con solo pensarlo tiene un impacto positivo” subrayó.
“Hace un par de días propuso un Aeropuerto Internacional para Ayapel y otro más en la alta Guajira, infraestructuras que nunca se construirán, charlatán, embaucador, energúmeno”, escribió en su cuenta de X el exviceministro de Justicia, Rafael Nieto Loaiza, quien de seguro caerá en la misma profecía de Néstor Humberto Martínez Neira cuando vaticinó que Petro jamás sería Presidente, porque aquellos que te desean lo peor tienen que soportar que te ocurra lo mejor, como llegar al solio presidencial, proeza que le ha sido esquiva a muchos linajes de este país.
El Cabo de la Vela un paraíso por descubrir donde es imperdible visitar el Pilón de Azúcar, nadar en la playa del Pilón, comprar bolsas artesanales Wayuu, hacer kite-surf, visitar la playa de Ojo de Agua, ver un atardecer en el faro y dormir en hamacas wayuu, paisajísticamente nada tiene que envidiarles a las dunas del desierto de Dubái.
La magia de reinventarse, como lo hizo Dubái, que el desierto lo convirtió en un potencial turístico sin depender de la riqueza petrolera que sembraron los 7 Emiratos Árabes Unidos y su capital Abu Dhabi, se podría replicar en la península, alrededor de un turismo de exportación, sin estar a merced del carbón, junto a un folclor y un Centro Cultural de la Música Vallenata en Valledupar, potencialidades llamadas a ser sin espejismos el gran filón económico de La Guajira y el Cesar por su atractivo cultural y turístico.
El nuevo petróleo de los Emiratos Árabes Unidos son las finanzas, con herramientas de ingeniería fiscal para pagar menos impuestos, lo que la convierte en un atractivo centro para los negocios, ello explica por qué las grandes fortunas se mudan a Abu Dabi, respuesta que se desprende de la genial idea árabe traducida en minimizar la factura fiscal y salvaguardar los activos de jurisdicciones extranjeras, horizonte que mira Venezuela como la mayor reserva de petróleo del mundo.
Por: Miguel Aroca Yepes.