BITÁCORA
Ayer en los colegios festejaron el día del idioma, como lo hacen siempre, con homenajes a Shakespeare, Cervantes y Marco Fidel Suárez. Esta vez el homenajeado fue el poeta romántico Rafael Pombo, quien tantos aportes hizo y sigue haciendo al mundo literario de los niños.
En estos actos conmemorativos se baila, canta y declaman poesías, pero poco se reflexiona sobre la lengua, sus cambios internos, hacia dónde se dirige y cómo entra en defensa frente a los acechos de otras.
La defensa del idioma muchas veces se vuelve un mecanismo arbitrario para establecer dominio sobre el comportamiento de los seres humanos; un instrumento para que unos pocos puedan imponerse, generando discriminación y exclusión social. El hablar como nos diera la gana en contextos específicos, era una de las pocas libertades a la que podíamos acceder, porque nos sentíamos creadores y dueños de nuestra propia lengua.
Ahora hay quienes ven en el hablar una forma de establecer estratificaciones sociales. Nos quieren vender la idea de que para ser cultos es necesario comportarse como ciertos grupos sociales obsesionados con convertirse en patrones y modeladores del arte del buen hablar.
La lengua se utiliza violentamente para segregar,negar o aprobar el acceso a ciertos espacios sociales, cuando disimuladamente se exige desistirde la forma cómo hablamos desde nuestra variante dialectal. Es decir, para ser aceptados es menester renunciar a esas influencias culturales que diseñan nuestro dialecto. Defender el dialecto puede ser concebido como un acto de corronchera o parroquianismo que hace que muchos sientan vergüenza de la forma cómo hablan, y traten de cambiarla para no ser criticados.
Desde siglos, en Colombia han querido elitizar el uso de nuestra lengua amparándose en la gramática, hecha por un pequeño grupo de intelectuales quienes muchas veces desconocen la dinámica de cambio que sufre el español en su uso cotidiano, creyéndose con el poder de aprobar o desaprobar palabras.
No hay un patrón universal para hablar el español, ni siquiera España, la madre patria, lo tiene, mucho menos los países hispanoamericanos que muestran unas variantes dialectales profundas y arraigadas a la cultura que hoy los identifican en el contexto internacional. Tampoco es cierto que el mejor español del mundo se hable en Bogotá. Esta es una afirmación demasiado subjetiva y provista de un narcicismo peligroso y cercano a los límites del fundamentalismo. Lo que si es posible afirmar es que nadie habla la lengua mejor que otro, simplemente la habla diferente.
Es cierto que la comunicación está mediada por el contexto situacional en el que hablamos, pues nunca me expresaré de la misma manera estando en casa con mi familia o con mis amigos, que estando en una empresa o conferencia académica; pero de allí a que, para ser aceptado deba renunciar a mi dialecto Caribe, porque algunos decidieron que hablaba mal frente a otras formas de expresarse, es una absoluta arbitrariedad generada por un acto violento y destructivo de mi individualidad y de mi cultura.
Cada región se diferencia de otra por la forma particular de hablar de sus habitantes, que algunas veces ocultan cuando viajan y entran en contacto con otros superestratos culturales en grandes ciudades como Bogotá; algo completamente normal en los fenómenos sociolingüísticos. Pero llegar a creer que quien no siga este patrón dialectal habla mal, es una absoluta desfachatez.
Muchos Escritores han hecho uso de lo popular para crear sus obras, tal es el caso de Juan Rulfo a quien las élites literarias apartaron durante muchas décadas, pues sus personajes hablaban el mero campesino mexicano, pero hoy lo reconocen como uno de los mejores escritores, porque se valió de esas palabras mayores para mostrar su cultura, así lo hizo Roberto Gómez Bolaños con la Chiripiorca y el chanfle, con Chapulín, Chavo; Chompiras, Chimoltrufia, Chilindrina, Vicente Chambón, El doctor Chapatín y Chespirito entre otros; así lo hicieron juglares vallenatos como Alejo Durán quien creó la bonita palabra “Bellezura” y otros cantantes más contemporáneos, así lo hacen en nuestros barrios y casas como una forma de hablar más cálidamente entre humanos.
arizadaza@hotmail.com Twitter: @Oscararizadaza