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Pa’ que no quede en el aire, idea casera y barata

Ya que se concluyó la denominada primera fase de la Casa en el Aire, debe terminarse la obra para ponerla en funcionamiento. Pero, independientemente de que el gobernador Luis Alberto Monsalvo proceda o no, proponemos que se ponga en servicio para que no quede en el aire,  con una solución casera, de esas prácticas, funcionales y baratas. 

El municipio va a dejar a consideración de la Gobernación, que ha financiado la obra con regalías del carbón, la contratación de la II fase final, cuyo costo se estima, a juicio del secretario de Obras municipal, Efraín Quintero, en $ 8.000 millones, según el debate que se adelantó hace ocho días en el Concejo de la ciudad. 

Aún no conocemos la respuesta oficial del departamento, que ha sido compelido por la Contraloría General de la República a que el proyecto no sea un elefante más, aunque esta vez de colores. Eso fue lo que dijo el contralor Carlos Felipe Córdoba cuando a principios del año pasado la visitó.

Pero las obras pendientes de la Casa en el Aire son unos espacios de parqueaderos, unos locales comerciales y de cafetería-restaurante, unos senderos y jardinería. Esas obras son ya menores,  fáciles de hacer, ya casi todo está listo, hasta los baños, que si no los hubiera hoy se reemplazan por todo tipo de baños portátiles y semi-fijos, de bello aspecto y funcionalidad.

Qué no decir de los parqueaderos que ya se hacen de alto tráfico en restaurantes  y en el centro de la ciudad, con buen afirmado y gravilla, y hablándose de locales comerciales o restaurantes se pueden hacer de forma modular tipo contenedores (containers), que se adornan con colorido, luces y matas, como se aprecian en grandes ciudades como Nueva York, como soluciones livianas, útiles, bonitas y baratas. 

De la jardinería y algún arbolado: queda bastante fácil cuando se cuenta con un nuevo vivero departamental,  y si se buscan  los servicios de un buen paisajista. Los senderos de acceso en diagonal y otros complementarios se hacen combinando gravas y adoquines y no representan mayor presupuesto.

Esas obras, llegado el caso,  las puede adecuar un particular que además las ponga en funcionamiento, las rente y garantice el mantenimiento del lugar. Además, algunos vecinos, como DPA, si se les llama, podrían colaborar en su adecuación,  porque van a ser beneficiarios de ese proyecto para sus futuros desarrollos. La concesión del alumbrado puede contribuir en su iluminación led, adicional a la contemplada en la fase inicial.

En cuanto al museo Rafael Escalona ha habido la disposición de la familia del maestro en contribuir, con apoyo de todos, para hacer del lugar un sitio especial  que atraiga al visitante a ese producto de buen gusto y belleza de una mente creativa e inmensa como fue la del más grande compositor del vallenato. Es la revolución de las pequeñas cosas, de baja inversión y alto impacto. No estamos hablando de miles de millones, sino de decenas de millones. Y de la demostración de que se pueden hacer las cosas cuando hay voluntad. El alcalde Mello Castro, que tiene bajo su control el lugar, lo puede hacer y no dudamos de que se pondrá en la tarea.

Categories: Editorial
Redacción El Pilón: