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P E R I S C O P I O

Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ

Nunca me solidaricé con ninguno de mis copartidarios liberales cuando algunos violaron la ley y se ganaron alguna estadía en la cárcel en purga de su pena; tampoco nos vamos a solidarizar ahora con los guajiros y cesarenses que han escamoteado los dineros de las regalías, de ninguna manera; compartir la ideología de un partido y el paisanaje, son dos cosas muy distintas a la observación de las leyes o a su violación en perjuicio de toda una comunidad.
Esta es mi posición monda y lironda en éste asunto de las regalías; no es justo que aquí dichas regalías no sirvan para obras de provecho colectivo, porque unos avivatos se encargan de robarse los recursos. No es justo que Riohacha, capital guajira que empezó el éxodo de sus familias en la década del 40 del siglo pasado, todavía no disponga de un acueducto que brinde el servicio de agua potable, abundante y permanente a sus habitantes, y que cuando llueve, la ciudad se convierta en un lodazal maloliente pues el alcantarillado, que tampoco funciona como debería, saca agua y excrementos a la calle, en algo inolvidable por el asco que ocasiona y por la vergüenza que genera a propios y extraños, todo eso después de estar recibiendo regalías por el carbón del Cerrejón por más de treinta años y de disponer, como dispone, de agua cerca y abundante de los ríos que desde la Nevada, vierten sus aguas al mar impunemente, es decir, sin prestarle servicio a nadie.
Y si las regalías en tanto tiempo, no sirven para arreglar ésta situación, ¿entonces para qué sirven?. Hay que saber que Riohacha, hasta los años 40, tuvo unos servicios de agua, luz y venta de hielo de lujo, cuando su propietario, don Nicolás Abuchaibe, él mismo los administraba y dirigía, hasta cuando una cooperativa municipal se adueñó de los servicios y todo se echó a perder, ocasionando el éxodo mencionado, el servicio de electricidad funciona porque es de interconexión nacional, pero el resto de los municipios, lo mismo que en el Cesar, en su mayoría no disponen de agua potable, alcantarillado ni saneamiento básico.
Alguien cree que con éste panorama nos solidarizaremos con ésta cruzada  para defender dichos recursos? Cuando el gobierno central garantice que no se perderá un centavo de los recursos, ni aquí ni allá en Bogotá, entonces veremos  con buenos ojos su llegada. Valledupar necesita, por lo pronto, dos obras que consideramos esenciales; un teatro para el desarrollo de la cultura y un palacio de convenciones o congresos, para que las grandes reuniones a las que concita el Festival de la Leyenda no se hagan en espacios reducidos con poca asistencia de gentes sino en un sitio adecuado, donde pueda asistir la mayor cantidad de gente donde sus habitantes y los visitantes puedan enterarse de lo que pasa siendo testigos de todo.
No es justo que en alguna parte del país, con la necesidad, las ganas y el conocimiento para llevarla a cabo, no se pueda hacer una obra porque los dineros de las regalías sólo se giran a los departamentos productores donde de antemano ya sabemos que no van a hacer nada con ellos y se los van a robar, a mi modo de ver, alguna complicidad hay en ese proceder; es así como puede explicarse que ciertos tipejos, salidos de la nada, como los hongos, a los pocos meses de estar en un puesto público, cambian de status, compran casa, carro, finca y la llenan de ganado y para la próxima elección, ya aspiran a todo
¿Será por eso que hay tantos aspirantes para las alcaldías y la gobernación? Las alcaldías de los municipios que generan regalías son las joyas de la Corona, porque tienen chequeras poderosas, por eso también son los municipios que más alcaldes mandan a la cárcel, pues los candidatos para éstas alcaldías llegan con la ambición abierta a acabar con todo y así les va, todos terminan en la Judicial.
El Cesar, la Guajira y el país necesitan alcaldes que quieran prestar su colaboración en el servicio civil, alcaldes que se conformen con su sueldo de funcionarios que no es malo, la satisfacción del deber cumplido y el reconocimiento de sus conciudadanos. Qué más, por Dios!
Que no venga la reforma de las regalías con el nombramiento de Fulanito o de Noséquiencito como integrante de la Junta de Regalías para la distribución de los dineros y que se nombre a esos señores porque son gente importante ya que tienen dinero sabiendo todos que lo adquirieron de las propias regalías en épocas pasadas. Los ratones cuidando el queso.
Dediquémonos a promover los nombramientos en las esferas oficiales de gente nueva, capacitada, honesta y de buena voluntad, no tenemos por qué dejar que los políticos se tomen el derecho de nombrar a todo el mundo. La Constitución de la Nación estableció que la actuación de los ciudadanos dejó de ser representativa y es participativa, participemos nosotros también en éste rubro tan importante de los nombramientos y quitémosles ese privilegio a las camarillas políticas. Si no participamos en ésto, en qué lo vamos a hacer, ¿En qué seremos participativos?.

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