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Otro año que se va

Definitivamente el ciclo de la vida, es como un juego de ajedrez, donde lo rutinario y tradicional ubica el accionar de los seres humanos en el marco de una balanza de evolución e involución. 

Evolucionan aquellos seres osados y emprendedores capaces de vencer las barreras y alcanzar triunfos y conquistas por encima de las vicisitudes. Fracasan en esa vuelta rutinaria, los pesimistas y desprovistos de poco optimismo y valentía para ascender por la ruta de las dificultades. 

Todo, ciertamente es un andamiaje de rutina, un ejemplo patético lo constituye la repetición de los días, se acabó una semana e inmediatamente inicia la otra, culminó un mes, un año, un siglo y de inmediato surge otro espacio temporal de idénticas circunstancias. Por ello, dice el refrán: todo tiempo que se va nuevamente regresa. Y precisamente en ese vaivén de la cronología, es donde los seres pensantes, debemos demostrar que es un imperativo ético en nuestras vidas, prepararnos y formarnos para enfrentar los difíciles tiempos.

La evolución y el desarrollo nos invitan a marchar camino a la prosperidad. Si educas a tus hijos, fácilmente estos podrán en el mañana ejercitar un rol de desempeño laboral acorde con las circunstancias. Pero si no te esfuerzas en conducirlos por los caminos de la ilustración propia de la educación, de seguro el futuro será de crisis, sufrimientos y en angustias.

Como podemos ver, el año 2022 ya pasó, a no dudarlo, fueron 12 meses de rutina cotidiana, enmarcadas en crisis financiera, carencia de fuentes de trabajo, pérdida de valores, enormes pérdidas de seres humanos y productos agrícolas por la recia etapa invernal. Sumado a ello, un maremágnum de corrupción, asesinatos a líderes sociales, violaciones de derechos humanos, un año de confrontación política con el advenimiento de un gobierno de corte progresista, donde ha imperado más el discurso de promesas que la ejecución de acciones, es decir, mucha teoría y pocos resultados.

Es hora ya, de poner freno a nuestro ejercicio inerte de ver y dejar pasar, es el momento preciso de pensar, de reflexionar, de propiciar un verdadero giro en nuestra manera de pensar y actuar; solo así seremos mejores seres humanos.  Bajo este entendido, es fundamental al cierre de esta vigencia del 2022, auto-cuestionarnos, ¿en qué fracasamos? – ¿Qué hicimos bien? ¿Qué obras benéficas realizamos? ¿Qué pudimos hacer? ¿Qué no intentamos? Es menester que abordemos para el 2023 una serie de retos y desafíos en aras de obtener el cambio que anhelamos y como es lógico y natural los logros que soñamos. No hay que olvidar que si el individuo cambia, cambia la sociedad. De tal manera que redoblar esfuerzos por ser cada día mejores, es una tarea de todos, manos a la obra.                     

Al cierre una invitación muy cordial para que vivamos unidos, en armonía familiar en estos días y desear los más grandes triunfos para el año que inicia. Y recuerda, si no has terminado el bachillerato, culmínalo; si truncaste tu carrera profesional continúala, si tienes un pregrado, anímate a cumplir una maestría o especialización. Mira como objetivo el año 2023 para ser cada día mejor y concretar tus propósitos; no cuesta nada.  Saludos cordiales a todos mis lectores. jairofrancos@hernan_araujo_ariza

Por Jairo Franco Salas

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