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Otro “aire” para la UPC

Catorce han sido los rectores encargados y en propiedad que ha tenido la Universidad Popular del Cesar (UPC) en los últimos 15 años, en unas descabelladas acciones del Consejo Superior Universitario, que en muchas ocasiones han trasgredido el orden institucional para “acomodar” a sus adeptos en la rectoría.

Entre esos rectores están Guillermo Botero, Raúl Bermúdez, Raúl Maya, Jesualdo Hernández, César Torres, Enrique Meza, Abdo Barrera, Alexi Vidal, Carlos Oñate, Darling Guevara, Jesús Valencia, Norberto Díaz, Raúl Gutiérrez y José Sierra. Lo anterior significa que entre los años 2005 y 2020 la UPC ha tenido 14 rectores, lo que equivaldría a un rector por cada año. Lo legal serían cuatro rectores en 16 años.

Lo extraño de toda esta gurrumiña (molestia, incordio, palabra vallenata) es que la sociedad cesarense y los estamentos universitarios han sido permisivos de la ignominia que se cuece en la Universidad Popular del Cesar por razones de unos grupitos que buscan el poder de la rectoría, para tener el control del presupuesto y de los cientos de cargos que son de libre nombramiento y remoción.

Nos imaginábamos que toda esa parafernalia que usan los “grupitos” para apoderare del control de la UPC eran para mejorar la situación del alma mater, en el sentido de acabar con las persecuciones laborales y las discriminaciones para las cargas académicas. Pero no, por los corrillos de las redes sociales se habla de una “carrera” desenfrenada por el control de la UPC para ponerla de bandeja ante los próximos eventos electorales, lo que no deja de ser una ofensa, una atrocidad tan grande contra los docentes, estudiantes y administrativos, y sobre todo contra la sociedad.

De otra parte, uno no entiende por qué los magistrados del Consejo de Estado han tirado al saco del olvido el fallo definitivo de una demanda contra la rectora Darling Guevara, para que cese la interinidad en la rectoría.

A los magistrados del Consejo de Estado parece que se les olvidó la problemática que suscitan en la institución por tener “amarrado” el fallo definitivo contra Darling, para ratificar la elección o anularla. Entonces, aquí son tan responsables de la parsimonia los del Consejo de Estado como los miembros del Consejo Superior, porque estos últimos justifican los procesos.

En los últimos cinco años han circulado casi media docena de rectores encargados. Un consejo Superior que hoy tiene cinco miembros de los cuales tres hacen mayoría, falta por elegir al resto.

Se reconoce que en los últimos días se vivieron momentos muy confusos en la UPC. Hubo dos rectores. Uno, el señor Raúl Gutiérrez, quien se negaba a dejar el cargo aduciendo que él representaba la legalidad. El segundo, José Sierra, quien fue designado por tres miembros del CSU. Sin embargo, en estos días el Ministerio de Educación enmendó su craso error de desconocer el nombramiento de José Sierra y lo inscribió como el legítimo rector.

Queda ahora que el Consejo de Estado defina la demanda que cursa en su corte y se designe al rector titular. La falta de esa titularidad ha venido atrasando los procesos académicos y causa traumas administrativos.

Lo más sensato que debe ocurrir –en adelante- es que se abran los espacios, se trabaje por la universidad sin miramientos de reojos, les den cabida a todos los sectores y se pluralicen los procesos para recuperar la institución. Ahora más que nunca el rector José Sierra debe mantener el orden sin contemplar el revanchismo. Hasta la próxima semana, feliz navidad.

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