Nuestra Carta Política de 1991 consagra en su artículo 20 la garantía que tiene toda persona de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación, y el pasado 9 de febrero, se celebró el Día del Periodista, dos situaciones que nos llevan a preguntarnos si en Colombia existe, o no, la libertad de prensa, y para contestar este interrogante permítanme comentarles lo siguiente: adquirí por compra online el libro ‘La Costa Nostra’, y efectivamente me llegó el libro, solo que no era el de Laura Ardila, la periodista que investigó sobre la vida, obra y milagros de la familia Char, sino el de Antonio Romero y Miguel Díaz.
Extrañamente ambos libros tienen el mismo título, solo que el segundo, trata sobre la llegada de las diferentes mafias a la Costa de Marbella y de la incidencia de un famoso empresario del fútbol en la política local, algo parecido a lo que ocurre en nuestra Costa Atlántica con el Junior y sus accionistas mayoritarios. Finalmente adquirí el libro de Laura Ardila, que relata las peripecias que tuvo que hacer para su publicación, pues una vez entregado el borrador del mismo a la editorial Planeta, y después de que le prometieron total apoyo, inopinadamente se echaron atrás con el pretexto de que no estaban dispuestos a correr el riesgo de una demanda legal por daños morales, de parte de los señores de Barranquilla (¡!).
El libro finalmente fue publicado por Rey Naranjo Editores y en la contraportada aparece el logo de La Silla Vacía, El Veinte, La Fundación para la Libertad de Prensa y La Liga Contra el Silencio. Pero ¿quién es Laura Ardila Arrieta? Es una periodista colombiana con 20 años en el oficio, que ganó el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. Luego no es una advenediza en estas lides. Lo ocurrido con la publicación del libro puede obedecer a la discrecionalidad de la editorial Planeta, pero lo que resulta curioso, por decir lo menos, es que cuando ya estaba listo para su impresión, se echaron atrás aduciendo razones de orden legal que pudieron haber esgrimido desde el comienzo.
Ahora bien, el tema de que los ciudadanos tenemos derecho a una información veraz, se encuentra en nuestra opinión cada vez más en entredicho, pues los periodistas contratados hoy en día por los medios tradicionales, deben obligatoriamente seguir la línea de pensamiento del propietario del medio, cundo el periodista, y lo explica claramente Juan Gossaín, se debe al público, y no al medio. Pareciera que, en lugar de avanzar en materia de independencia y objetividad, nuestro periodismo pasa por el oscurantismo informático, que reivindica la frase atribuida a Laureano Gómez: “Calumniad, calumniad que de la calumnia algo queda”.
Cita de cierre: “Subieron a la península de La Guajira para sellar una alianza con Oneida Pinto, la candidata a la Gobernación que iba apoyada por la estructura de Kiko Gómez. De ahí bajaron hasta el Cesar, en donde Cambio Radical se montó en el bus del, a la postre, gobernador Franco Ovalle, quien llegó con el aval de la U y respaldo de la casa Gnecco, reconocida por tener entre sus líderes a varios condenados y señalados de estar relacionados con la llegada del paramilitarismo a ese departamento”. Obra: La Costa Nostra. Autora: Laura Ardila Arrieta. Página 153.
Darío Arregocés Baute / darioarregoces2308@hotmail.com