Finalizaron los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y nuestros deportistas desempeñaron una sobresaliente participación, alcanzando tres medallas de oro, tres de bronce y dos de plata. Todos los colombianos nos llenamos de orgullo y júbilo por los logros de Mariana Pajón, Katherine Ibarguen, Oscar Figueroa, Yuri Alvear, Yuberjen Martínez, Ingri Valencia, Carlos Alberto Martínez y Luis Javier Mosquera, entre otros.
Estos deportistas con su hazaña y momentos de gloria, nos hicieron olvidar por un momento la polarización que vive el país entre los que están de acuerdo con el plebiscito y los que no, sacó de nuestras mentes la polémica desatada por unas supuestas cartillas de identidad de género del MEN, relegó la problemática social que se vive en Bogotá por el desalojo del Bronx, o los atropellos denunciados en la Costa Atlántica contra la empresa Electricaribe.
Estos héroes de la patria nos desconectaron de la problemática que a diario vivimos, de las necesidades insatisfechas que padecemos y la falta de oportunidades y crisis económica que nos azota, estos deportistas se convirtieron en el centro de atención de los medios de comunicación, políticos y ciudadanía en general, donde a cada instante nos maravillábamos con el salto de la Ibargüen, la decisión de Mariana o la fortaleza de Figueroa.
Los resultados en los olímpicos nos llenaron de satisfacción y orgullo, pero como ocurre en nuestro país, fácilmente olvidamos las necesidades que deben padecer los deportistas para lograr las metas propuestas, donde encontramos que estos talentosos no cuentan con verdaderos escenarios deportivos donde puedan adelantar su preparación, no existen Centros de Alto Rendimiento en las principales ciudades donde los deportistas puedan acudir para fortalecer sus aptitudes y capacidades o la falta de apoyo económico a las diferentes ligas del país.
En Colombia existe el material, somos gentes con unas condiciones físico atléticas envidiables, que debemos aprovechar y fortalecer, pero para ello se hace necesario de manera urgente una ley que fortalezca el deporte, que garantice la inversión en la diversificación, que mejore los escenarios deportivos, incentive al deportista para que se dedique de tiempo completo a su preparación deportiva y no exponerlo a que tenga que dejar la práctica del deporte por tener que buscar el sosteniendo diario de él y su familia.
Mientras que en Colombia no apoyemos e invirtamos en el deporte, los logros obtenidos en las diferentes competiciones a las que asistan nuestros deportistas, no dejarán de ser un logro al esfuerzo, deseos y ganas de salir delante de cada atleta, más no por la planeación y ejecución de una política de estado.
El deporte colombiano nos ha brindado muchos logros, merece reconocimiento, apoyo e inversión para que los resultados sean cada vez más notorios y sostenibles en el tiempo, no podemos permitir que una legión de gladiadores que dejaron en alto el nombre de Colombia les sea recortado el presupuesto para el año entrante.
No vanagloriemos y convirtamos en nuestros héroes a los deportistas solo cuando brillan y obtienen reconocimiento internacional por sus actuaciones, apoyémoslos y brindémosles la importancia que se merecen en cada momento de sus vidas, solo así y nada más que así garantizaremos muchas más medallas de Oro, Plata y Bronce para Colombia.
Por Diógenes Pino