Se ha vuelto una costumbre en la política moderna utilizar las encuestas de opinión, para conocer la percepción y la imagen que tienen los gobiernos entre la gente. Esta práctica es común y corriente en los países de Europa y en Estados Unidos, que son sociedades menos desiguales que las nuestras y en las cuales el tema de las comunicaciones también es más homogéneo.
Pero también Colombia, ha entrado en la moda de realizar encuestas, sobre lo divino y lo humano, incluyendo los temas de gobierno. Esto hace parte del llamado mercadeo político, muy relacionado con los temas de la propaganda y las comunicaciones, pero bastante alejados de los verdaderos problemas del Estado y la sociedad.
Recientemente se divulgó una encuesta de opinión, realizada por la firma Gallup, experta y reconocida en la materia, sobre la imagen del presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón. Según la encuesta en mención, las personas de la muestra de la encuesta aprueban la gestión del primer mandatario, en una serie de temas considerados esenciales para el país, como la seguridad y el orden público, la economía y el desempleo, entre otros. Esa aprobación es del 72 por ciento, en la encuesta que se informa fue realizada el mes pasado.
Según los resultados de la encuesta, una buena parte de los colombianos tienen una buena percepción de la gestión de Santos Calderón, en términos generales, excepto en el tema de la seguridad ciudadana, que tanto afecta y la preocupa a la comunidad, en las principales ciudades del país. En efecto, el 74 por ciento de los colombianos considera que en materia de seguridad el país ha retrocedido.
En el tema económico, es donde se presentan los mejores resultados de la encuesta. Un 57 por ciento de los encuestados aprueba el manejo que se le está dando a la economía. A pesar de temas como el desempleo persistente y aún de dos dígitos.
No obstante la importancia de los estudios de opinión, hoy de una gran utilidad en el tema político y en la administración pública, consideramos que la acción de gobierno debe estar orientada por el cumplimiento de la Constitución y la ley, por el interés común, y por una visión de mediano y largo plazo de los problemas del país; teniendo en cuenta el devenir de la historia más que los resultados coyunturales de una encuesta.
Al frente del Estado, los mandatarios tienen que adoptar decisiones que no son populares, pero que muchas veces son las que se requieren para ejercer el buen gobierno, que tanto pregonó el actual Presidente. Para citar sólo algunos ejemplos: subir los impuestos, incrementar la edad de jubilación, recortar beneficios, liquidar entidades o recortar burocracia, son decisiones impopulares, pero muchas veces necesarias.
El actual Presidente de la República goza todavía de una luna de miel con la opinión, la misma debe ser aprovechada para realizar los actos de gobierno que se requieran, independientemente de la popularidad o impopularidad de los mismos.
El Presidente cuenta con una amplia gobernabilidad en el Congreso de la República, buena opinión en la gran mayoría de los medios de comunicación y tiene un capital político por delante que debe invertir en hacer las reformas que el país requiera para adoptar un plan de contingencia frente a la crisis económica internacional, contar con una economía más competitiva, resolver el problema de sectores como la salud, revisar el tema tributario y concretar la lucha contra el desempleo, la pobreza y la marginalidad.
Finalmente, aún es prematuro hablar de la eventual reelección del Presidente Santos, cuando apenas lleva un año de gobierno y falta mucha, pero mucha tela que cortar en materia de logros concretos de su ejercicio del poder. Con todo el respeto que nos merece su investidura, Presidente, haga caso omiso de estos cantos de sirena y concéntrese en gobernar, que cada día trae su afán.