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¡Ojo con Gaviria!

Definitivamente esta elección presidencial que se avecina va a estar para alquilar balcón. Hay candidatos para todos los gustos. Y hasta el centro, que hasta ahora se había vendido como el oasis en el desierto, está haciendo crisis. ¿La razón? Se lanzó Alejandro Gaviria y esto afecta directamente las aspiraciones de Sergio Fajardo; entre los 2 se van a restar votos y perderán chances de ganar. Ese rifirrafe entre ellos ya empezó.

Pero ojo que “el tigre no es como lo pintan”. Ahora Gaviria quiere hacerse ver como un académico altruista, que deja uno de los cargos más apetecidos del país por ser Presidente. No, no señores. Puede que Colombia tenga una memoria de corto plazo pero no el autor de esta columna.

El señor Gaviria fungió por 6 años como Ministro de Salud del Gobierno anterior. El mismo gobierno traicionero, corrupto y descarado que se inventó el Fast Track para aprobar en el Congreso el mal llamado Proceso de Paz con las aún existentes FARC; el mismo que desconoció el triunfo del NO en el plebiscito; el mismo gobierno que aseguró que no habría curules automáticas para la guerrilla; el mismo que dilapidó la bonanza petrolera más generosa de nuestra historia; el mismo que mantuvo el poder gracias a Odebrecht y al montaje del hacker; el mismo gobierno que duplicó la deuda de Colombia en 8 años. Este señor fue Ministro de ese gobierno. Y como tal firmó y apoyó cada uno de sus decretos y decisiones. Estuvo a cargo de la cartera de salud del gobierno que decidió abandonar la Seguridad Democrática y apostarle a inundar con sembrados de coca el país y a dejar en total impunidad a las FARC; el mismo gobierno que le dio 8 millones de pesos a cada guerrillero para crear empresa y 2 millones mensuales por 2 años; esa platica era de todos los colombianos.

Y ahora como “académico” quiere venderse como anti-establecimiento, como adalid de la democracia y más sorprendente aún, como tecnócrata y no como político. Este señor es de la entraña de Santos y de César Gaviria. Y cenó con Santos y el General Oscar Naranjo pocos días antes de renunciar a Los Andes y lanzar su candidatura. Pues nos negamos a desaprovechar espacios como estos para recordarle al país estas cositas. Tendemos a olvidar fácilmente pero aquí estamos para evitar que esto suceda.

Alejandro Gaviria, lejos de representar un verdadero cambio, es producto y parte de la estructura que de “dientes para afuera” pretende derrotar en las urnas y de la que despotrica. Y se apadrina por aquel Tartufo que traicionó a millones de votantes que lo eligieron en el 2010 para atrincherar a las FARC y que terminó llevando a cabo su torcida alianza con la izquierda revolucionaria y guerrillera que nunca pagará por sus delitos y que ahora “sienta cátedra” de pacifismo y buenas maneras en el Legislativo colombiano. Su padrino le vendió a Colombia a los delincuentes y terroristas, su padrino nos fregó a todos.

Ahora que no venga con sus ojos desorbitados, su pelo desordenado y con su camisa remangada, a convencernos de imposibles y a engañarnos otra vez. Aquí estamos para desenmascararlo y para contarle a esta Colombia herida que el centro no es más que un círculo de supuestos intelectuales que dice saber lo que el país y su gente necesitan, pero que está más bien comprometido con tolerar prácticas corruptas y pasados criminales a los que les echan tierra una y otra vez.

Recuperar la seguridad es clave y todas las propuestas relacionadas con esa meta deben ser analizadas con lupa. Si hay seguridad en las calles de nuestros municipios se construye la confianza, los indicadores mejoran, se genera empleo y aumenta el gasto en los hogares. De hecho ya hay motivos de alegría porque empiezan a mejorar varios sectores después del aplastante daño causado por la pandemia. El joven Ministro de Vivienda, Jonathan Malagón, bachiller de nuestro querido Gimnasio del Norte, ha informado recientemente que la compra de vivienda por parte de las familias colombianas viene en ascenso, está disparada. Sabemos que el motor económico de un país es la construcción que termina jalonando a todos los demás sectores. Apoyemos estos proyectos políticos y no aquellos que pretenden legitimar el caos generado por la Primera Línea, ni los que propenden por alimentar una estructura política que estimula la impunidad de los narcoterroristas de las FARC.

¡Qué vuelvan el orden y la seguridad a Colombia!

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Jorge Eduardo Ávila: