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Ojalá que las Farc y el Eln no nos dejen esperando la Paz

Los representantes del gobierno y de las Farc en La Habana ya están negociando el último punto de los propuestos para llegar al acuerdo de paz, que comprende el cese permanente al fuego bilateral, el desarme y desmovilización de los militantes de las Farc.

Pero, por las declaraciones del presidente JM Santos y el discurso de ‘Iván Márquez’ como vocero de ‘Timochenko’, pareciera que el tema principal de este último punto fuera el procedimiento, mediante el cual se refrendará el acuerdo final que, sabemos, no se firmará hasta que no se hayan aprobado todos los puntos de la agenda programada con el propósito de terminar el conflicto armado.

El presidente Santos, en todas partes proclama que la legalización del acuerdo de paz entre su gobierno y las Farc se ratificará a través de un plebiscito; además, en varias ocasiones y distintos escenarios ha dicho que será a través de plebiscito, gústele o no a los dirigentes de las Farc. Tan es así, que el proyecto de ley del plebiscito cursa raudo en el Congreso y ya le está haciendo proselitismo.

En cambio, el vocero de ‘Timochenko’, repetidamente, ha dicho que las Farc en pleno rechaza el plebiscito, teniendo en cuenta que no se ha negociado en La Habana y porque no les garantiza seguridad jurídica. A la vez, ‘Iván Márquez, sostiene que lo más conveniente es una Asamblea Constituyente y advierte que la paz quedaría incompleta si el presidente Santos no negocia el complemento de la paz con el Ejército de Liberalización Nacional, Eln.

Por otro lado, después que el presidente Santos propuso el plebiscito como mecanismo de refrendación del acuerdo general del proceso de paz de La Habana, el uribismo dijo que un referendo ofrecía mayor garantía, pero ahora con sofismas, como siempre, se adhiere al requerimiento de las Farc porque bajo la circunstancia actual del país, Álvaro Uribe Vélez, con la Asamblea Constituyente tendría la posibilidad de volver a ser presidente de Colombia.

En todo caso, sería la voluntad popular que nos libraría de la derecha extrema y de la izquierda intransigente, por aquello de que los polos opuestos al final llegan a lo mismo. Y, la verdad monda y lironda, es preferible seguir como estamos (también léase con las mismas leyes), que ser gobernados por cualquiera de estas dos vertientes nefastas, que tarde o temprano menoscaban los derechos y libertades, tanto personales como colectivas

Pareciera que el Eln estuviera resentido con el presidente Santos, quien en realidad lo ha tratado como un grupo de poca importancia, por tanto, ahora perpetró un paro armado por 72 horas en algunas partes del país, con ocasión de la conmemoración de los 50 años de la muerte en combate del sacerdote Camilo Torres Restrepo, su emblemático militante que buscaba una sociedad más justa, porque no aceptaba que los privilegios fueran propiedad exclusiva.

Por los actos terroristas cometidos por el Eln durante su paro armado, la mayoría de los colombianos se han ido con lanza en ristre contra el presidente Santos. Esperemos para ver cómo sale de esta encrucijada que tiene en crisis el proceso de paz que se está negociando en La Habana.

Ojalá, el ELN y las Farc, no nos dejen esperando la ansiada paz, y que la voluntad popular en el próximo debate electoral presidencial no elija un representante del genuino uribismo, porque empeoraría la difícil situación que actualmente padecemos los colombianos.

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