Aquilino Cotes Zuleta
tíochiro@hotmail.com/@tiochiro
De Piedad Córdoba no es mucho lo que conozco, solamente lo que dijeron, han dicho y seguirán diciendo los medios de comunicación, especialmente los capitalinos.
Nunca he leído ni he escuchado que ella fue condenada ni mucho menos vencida en juicio, era inocente, no como brutal y equivocadamente dice aquel HP congresista (Honorable Parlamentario), como ella misma lo tildaba.
Que la Corte la investigaba es un asunto para resolver por la justicia. La señalaban de ser “mujer” y muy amiga de Chávez, porque iba mucho a Venezuela, ninguna de estas dos situaciones son delitos.
Ella podía ser amiga de Chávez, era el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Chávez no era un delincuente como tampoco lo es Maduro (actual presidente). También la señalaron de ser miembro de las Farc y amiga del presidente Petro, esto último sí lo confirmó el mismo Petro, pero no es un delito ser amigo del presidente, debería ser un honor.
Lo cierto es que ella se la pasó toda su vida trabajando por los más desvalidos y hay testimonios de muchos de sus debates en el Congreso. Denunció a muchos parlamentarios por corruptos y delincuentes. Ayudó a Petro a meter preso a varios de ellos. Ahora que no se puede defender, porque está muerta, la vituperan.
Así pasa en Colombia, al zángano corrupto lo endiosan y al trabajador lo critican. Incluso, hay congresistas que se la pasan vociferando de los otros, pero cuando están en el Congreso no se les escucha la voz para sacar adelante un proyecto de Ley. Algunos son bravos con la boca afuera del recinto para tildar de bandida o delincuente, a sus compañeros o compañeras, pero en los debates son momias, se venden al mejor postor y a sus intereses particulares.
Un ejemplo contundente es en Cesar, nuestros parlamentarios liberales, conservadores, de la U, Cambio Radical y Comunes son monumentos a la desidia, no se les oye una palabra sino en la posesión de los alcaldes y ahora de la gobernadora.
Desatienden al ciudadano común y en cambio, se ponen sus mejores atuendos para sobresalir en las reuniones sociales. Cuando salen elegidos ni los teléfonos contestan, mucho menos son vigilantes de los asuntos que les competen.
Mis consejeros periodísticos Tíochiro y Tíonan preguntan: “Por qué a los congresistas del Cesar no se oyen en el Congreso, ¿qué es lo que hacen?”.
Sería interesante que cada uno de nuestros congresistas presentaran sus balances de fin de año, para que la opinión pública sepa qué hacen y cómo lo hacen.
Y les cuento que no es uno ni dos, son casi todos los representantes y senadores (as) de los diferentes colores políticos. Eso sí, no se pierden una caseta carnavalera y todos salen en las fotos de inauguraciones y posesiones de los funcionarios públicos muertos de la risa.
No se parecen en nada a los congresistas de otras partes, como Piedad Córdoba –por ejemplo- que arreciaba esfuerzos por debates contra la corrupción, contra sus colegas, contra el paramilitarismo y hasta la subversión.
Como dicen mis consejeros periodísticos, era una mujer valiosa para la democracia. En cambio, de nuestros parlamentarios, por ahí Ape Cuello y Eliecer Salazar podrían calificar porque al menos se pronuncian y hasta alegan cosas. Los demás son dichosos por pasar desapercibidos, son consumados burócratas que solo le prestan atención a su ego, que otros trabajen por ellos. Ojalá el Cesar y la Guajira tuvieran congresistas como Piedad Córdoba, sería lo máximo para el progreso de la región. Hasta la próxima semana.