Para comenzar quiero manifestar que sigo confiando en el trabajo policial, me siento satisfecho de su labor, pero también tenemos que ser conscientes que en estos momentos nuestra querida Valledupar desafortunadamente -y hay que decirlo sin temor- subsisten graves problemas de inseguridad.
Estoy convencido y tengo la absoluta seguridad que tanto nuestro comandante del Departamento de Policía Cesar, coronel Diego Rosero Giraldo, y los coroneles Urquijo y Bonilla, el Mayor Neira, nuestro alcalde Augusto Ramírez Uhía, nuestra secretaria de Gobierno, Sandra Cujia, vienen realizando grandes esfuerzos para que tengamos una ciudad segura, donde podamos vivir tranquilos. No es fácil lograrlo, inclusive estamos lejos de lograr ser la ciudad que todos deseamos. Tenemos miedo y temor. Si bien es cierto que hemos mejorado en algunos indicadores de seguridad, en otros no.
La inseguridad está llegando a los oscuros terrenos del terror y no vengamos con el cuentecito de siempre que la Policía tiene la culpa, siempre echándole los trapitos sucios que es la manera más fácil de lavarse las manos los vallenatos. Son unos cobardes. La culpa la tenemos todos nosotros por temor a denunciar los hechos.
Bien es cierto que los atracos están a la vuelta de la esquina. El tenebroso cuchillo, el revólver y el puñal hieren, intimidan, matan, pero nadie dice nada, ni ve nada. Pero también no es menos cierto que la Policía hace esfuerzos, reacciona con rapidez, hace presencia y captura, pero ello no es suficiente para estos asesinos, los sueltan a los pocos días los jueces. No me equivoco si digo que el hampa está en toda la ciudad en todas las esquinas, a cualquier hora del día y de la noche, dueña y señora del contorno y sus alrededores. Un hampa que roba, asalta, atraca, asesina con tranquilidad, tomándose todo el tiempo, bien armados y haciendo demostraciones de pericia y habilidad.
La ciudad ha crecido, la delincuencia además de matona es numerosa, fresca y cascarera. ¿Qué se puede hacer? Lo más original es llamar a la prevención, no llevar objetos de valor, no dar “papaya”, tener valor civil, denunciar y lo más importante ser solidarios con nuestra Policía. Pero también tenemos qué examinar si el pie de fuerza policial es realmente suficiente en esta ciudad, que ni se sabe cuántos habitantes tiene y quienes algún día de seguir como están tendremos que salir desnudos para que no nos atraquen.
Las autoridades deben entrar sin titubeos y con energía a atacar la inseguridad, a detener la violencia, el robo de celulares, el atraco a mano armada. Aún estamos a tiempo, señor coronel Rosero, señor Alcalde, de corregir las causas que nuestra ciudad ha dado lugar a esta situación.
Mano dura como lo solicita el editorial de EL PILÓN de ayer y por favor mayor control en las zonas de alto riesgo.
Afortunadamente, la Policía tiene a la mano dos importantes herramientas para hacerle frente al hampa, los Cuadrantes más que buenos se han convertido en necesarios y son la esperanza de que la seguridad mejore nuestra ciudad, igual las cámaras de seguridad que en los últimos atracos y asesinatos ha logrado un papel importantísimo en la captura de los asesinos.
Postdata: afortunadamente, el Congreso de la República aprobará el nuevo Código de Policía y es urgente y necesario que se convierta en Ley de la República. Señor Alcalde, por favor, no permita más caravanas de festejos en nuestra ciudad. Hasta cuándo la Minga nos tendrá jodidos a los que vivimos en la plaza Alfonso López y no se les olvide a los vallenatos que la participación de ustedes es clave para la seguridad. Finalmente, no quiero concluir sin expresar desde mi condición de vallenato y ciudadano el apoyo, respeto y gratitud hacia todos y cada uno de los policías de Colombia.