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Obispo José Agustín Valbuena, noventa años de fe y devoción

José Agustín Valbuena Jáuregui llegó a sus 90 años, la mayoría de ellos como siervo de Dios.

Sus cejas blancas y cabello del mismo color reflejan su larga historia llena de fe y devoción en la iglesia católica; es la legítima rúbrica de alguien que dedicó la mayor parte de su vida a realizar obras de evangelización.

A sus 90 años, el obispo José Agustín Valbuena Jáuregui tiene muchas historias que contar para rendirle tributo a su labor como siervo de Dios. Su paso por la Diócesis de Valledupar dejó huellas imborrables, las mismas que cultivó en su tácito legado de su carrera sacerdotal.

Hoy, el Seminario Juan Pablo ll exaltará su aporte a la evangelización, a través de una eucaristía que iniciará a las 9:00 de la mañana. Es la respuesta de agradecimiento a su aporte en las obras de evangelización de la Diócesis de Valledupar en donde por más de 26 años se desempeñó como Obispo Emérito.

Ayer fue su cumpleaños y no pudo pasar desapercibido, por eso la comunidad católica y las autoridades civiles y eclesiásticas de Valledupar, reconocerán su obra como muestras de agradecimientos por su aporte y desarrollo en medio de una de las obras más emblemáticas y fervientes del entorno cristiano: el Seminario Mayor Juan Pablo II.

EL PILÓN entrevistó al segundo obispo que tuvo Valledupar; el mismo que reemplazó a Monseñor Vicente Rois Villalba en 1977 y cuya labor se extendió hasta el 2003, con la llegada de Óscar Vélez Isaza.

EL PILÓN: ¿A sus 90 años qué hay en su corazón?

Obispo José Valbuena: Un gran agradecimiento con Dios, porque me dio todas las oportunidades para realizar todo lo que he hecho, gracias a su fuerza y a su fe. Muy agradecido con la Iglesia, porque sin ella no hubiera conocido a Dios.

E.P: A usted se le atribuye la construcción del Seminario Mayor Juan Pablo II. ¿Cuál es el impacto que ha generado esta obra entre la comunidad vallenata?

J.V: Es un gran impacto social porque salimos a dar respuesta a una escasez inmensa de sacerdotes. Cuando llegué a la Diócesis no más había 19 y entre prestados y religiosos existían siete más. Las dos terceras parte no tenían presencia de presbíteros, la realidad ha cambiado, ahora si no estoy mal hay 70 sacerdotes. En los 26 años que estuve aquí como obispo bregué mucho hasta lograr la fundación del seminario y realizar una obra de evangelización.

E.P: ¿Cómo construir esa vocación sacerdotal, en medio de una sociedad en la que poco a poco se han perdido los valores entre algunos?

J.V: Cuando uno comienza a recordar el pasado es porque se le acabó el presente. Nosotros comenzamos a construir vocación a través de los mismos sacerdotes y laicos con el lanzamiento del movimiento de las pequeñas comunidades, cuando salí había ocho mil adultos en formación a los que le inculcaban el criterio católico. Ese es un impacto que abrió caminos para la penetración del cristianismo por cambio de criterio en la vida de las personas.

E.P: ¿Qué connotación le da usted la visita del Papa Francisco a Colombia?

J.V: Es un impacto grande porque provocará muchos cambios. Él está muy interesado en implorar la paz para Colombia de parte de Dios. Es un aliciente para los obispos de nuestro país.

E.P: ¿Qué lo hace feliz?

J.V: Todo me hace feliz.

E.P: ¿Qué lo incomoda?

J.V: Mi gran problema es que no tengo incomodidad.

E.P: ¿Qué se puede hacer desde la Iglesia como aporte a la paz de todos los colombianos?

J.V: Seguir predicando con fuerza el evangelio, los católicos debemos distinguirnos en amarnos los unos a los otros, así como Jesucristo no ha amado.

E.P: ¿Cómo ve el proceso de paz en Colombia?

J.V: Hace 13 años vivo en Dallas, (Estados Unidos) y estoy desconectado de la realidad política del país.

José Agustín Valbuena Jáuregui fue obispo de Valledupar durante 26 años (1977-2003). Luego fue reemplazado por Óscar Vélez Isaza.

Nibaldo Bustamante/EL PILÓN

 

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