Los municipios PDET, aquellos objetos de planes con enfoque territorial, no solo son un espacio de realización y avances notorios de obras y servicios para sus comunidades. También son una amplia tierra de cultura y promisión, de espacio continuo, vecindario entrañable e idiosincrasia y expresión folclórica y cultural afín.
Anotaremos algunos desafíos de nuestra subregión, que nosotros llamaremos aquí la región de las viejas zona bananera y la provincia de Valledupar, que considera los municipios de la Zona y los del norte del Cesar y sur de La Guajira. Si nos atenemos al origen del festival vallenato, ese fue el posible recorrido de su establecimiento: habría tenido origen en Aracataca y Fundación, como lo recuerdan los magdalenenses, hasta llegar a Valledupar, población en que confluyeron la escuela musical vernácula más trascendental de los pueblos de dos departamentos que antes eran identificados como la provincia vallenata.
O que se podrían identificar con el mundo de Macondo que amanecía en Aracataca y se ocultaba con el sol de tarde en la región de Valledupar, el recorrido del escritor García Márquez para escribir su obra cumbre, ‘Cien años de Soledad’.
Después de esta digresión cultural, veamos los desafíos de la Agencia de Renovación del Territorio (ART), como instrumento institucional de la estabilización y la consolidación de la paz, mencionando que es un gran avance los recursos PDET, aplicados principalmente en los OCAD-paz.
El argumento de que hay una falla de los municipios en el programa por no formular y presentar proyectos ya está dejando de ser el problema. El nuevo es que salvados los recursos ‘enredados’ por el impasse con el Departamento Nacional de Planeación (DNP) por alertas de la Contraloría General sobre el destino de algunos programas, y ya aprobados los proyectos en la reciente gran sesión del 20 de mayo del OCAD, se habrían agotado los 1.8 billones anticipados, a nivel nacional, en la nueva ley, provenientes del Sistema General de Regalías, y todos los nuevos proyectos quedarán esperando su financiación con otras fuentes. Sean recursos de la nación, de cofinanciación entre ésta y los municipios, o de cooperación internacional.
Pero en la subregión, la financiación de cooperación internacional -comparativa con los departamentos del interior, tal vez por la ausencia de cultivos ilícitos- es mínima; la cofinanciación entre gobernación y municipios no tiene aún desarrollo, y la incidencia del programa de Obras por Impuestos que concede el sector privado, en lugar de pagarlos a la DIAN, es también baja. Se requiere hacer un esfuerzo para hacer concurrir recursos de las entidades territoriales y la nación a las obras PDET, y una gran motivación para que las empresas paguen sus impuestos contratando obras registradas en esta subregión de Sierra Nevada y del Perijá, que hoy para celebrar arroja datos históricos de ejecución sin igual en 80 proyectos de energía solar, vías terciarias, agua y saneamiento, vivienda, infraestructura rural, agricultura y desarrollo rural, por más de $700 mil millones.