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Por un nuevo pacto social

En Colombia se requiere y más en estos momentos, crear e institucionalizar un proceso pedagógico que permita despertar conciencia de los derechos y deberes que cada individuo tiene. Tras esta finalidad, es fundamental emprender campañas que posibiliten, enfrenten y desarraiguen obstáculos para lograr objetivos superiores al servicio de todos.

En este escenario, la juventud reclama un nuevo espacio y para ello urge comprometernos en la búsqueda constante y perseverante de lo útil, proactivo y como tal exigir de la diligencia política, liderazgo, un activismo social que reconstruya ética y moralmente a nuestra sociedad; solo así podremos construir un país con planificación donde todos quepamos, donde el ciudadano sea partícipe activo y deliberativo; ejercitando motivos de igualdad y justicia, haciendo de la democracia un instrumento a nivel institucional.

Teniendo en cuenta que Colombia tendrá una larga jornada electoral: Legislativa y presidencial, es importante acabar con las retóricas incendiarias que siembren incertidumbre y temor. Bajo esta perspectiva es indispensable diseñar estrategias efectivas y oportunas que permitan al votante reflexionar sobre la calidad del candidato que se va a elegir. Con relación a este panorama político, el país necesita crecer en una escala de valores diferente a la de las armas y de las drogas; para ello debemos adoptar una contagiosa generalidad que a manera de metodología se pueda aplicar en el contexto social. Esto con el ánimo de despertar del letargo en que se encuentra atornillada nuestra sociedad al conformismo, que ha sumergido en una época trágica, difícil y conflictiva, de la cual tiene que salir más temprano que tarde, a través de la puesta en marcha de una aplicación efectiva. Colombia debe avanzar en la reflexión que propicie decisiones pertinentes para privilegiar la importancia del acontecer político-social; toda vez que la política es inherente al ser humano; por lo tanto mal conciben aquellos que afirman que la política no les interesa; pues todos debemos participar en este escenario: artículos 40 y 95 de nuestra carta magna. No votar o practicar el ausentismo, no conduce a nada. Votemos a conciencia, sin vender el voto. Esta propuesta se encuentra en permanente evolución, pero no se practica; siempre se da la compra y venta del voto, artimaña que fomenta la corrupción; es un indicador que genera preocupación y de qué manera.

Debemos emprender una actividad inspirada en el afán de formar ciudadanos cultos, con valores, que estén al servicio de la sociedad. Para ello se requiere trabajo; éste es un proyecto de formación de capital humano al que le debemos invertir sin escatimar esfuerzos. No está de más recomendar, crear espacios de interpretación y reflexión; sumar fuerzas para consolidar gobernabilidad que permitan logros y así cumplir objetivos. Todo esto propone un reto que a la postre es una oportunidad de transformación y aprendizaje; es en otras palabras un elocuente y edificante ejercicio que propicia la formación académica de individuos que impulsan el proceso de desarrollo social.

Este proceso de transformación conlleva a una dosis apropiada de políticos transformadores, buena gestión y visión de futuro; es una realidad tozuda, que no da cabida a retoricas altisonantes; son decisiones que tienen un costo ético que debemos ya llevar a la práctica, mediante una decisión que se encargue de articular acciones y sin mirar con apasionamientos. Impulsar este nuevo pacto social, corresponde a todos; no hay más alternativas.

jairofrancos@hotmail.com

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Jairo Franco Salas: