La crisis de salud pública propuesta por coronavirus, es inherente al coletazo que impactará la gestión económica mundial. Expertos de todo el mundo en materia económica y virológica coinciden en afirmar que las consecuencias de la pandemia decretada por la Organización Mundial de la Salud, concibe relación con los efectos socioeconómicos acaecidos después de la segunda guerra mundial.
La etapa postguerra en la medianía del siglo XX provocó en julio de 1944 la convocatoria de 44 países en la localidad de Bretton Woods, para discutir los acuerdos que llevaron el mismo nombre, en los que quedaron instituidos la hoja de ruta que unió su nombre a la historia del capitalismo. En Bretton Woods, fueron creados el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, se establecieron reglas comerciales y financieras, asimismo, en términos transaccionales fue sustituido el patrón oro, para que ese espacio lo ocupara el dólar estadounidense. Las medidas financieras y monetarias decididas en Bretton Woods, dieron origen a un nuevo orden económico mundial, encabezado y liderado por Estados Unidos, formalizado a través, del Plan Marshall (European Recovery Program), vigente hasta 1948, para la reconstrucción de los países devastados tras la segunda guerra mundial.
La tragedia que vive la humanidad por la pandemia del Coronavirus, dista del conflicto militar ocurrido en Europa entre 1939 y 1945. Sin embargo, mientras escribía esta columna iban en el mundo más de 47.000 muertos y más de un millón de contagiados. La paradoja de la situación crítica y lamentable de salud pública que acontece en la humanidad, la padece Estados Unidos, la pandemia en ese país avanza de manera meteórica cobrando 6.000 fallecidos y podría pasar de 100.000.
Los efectos de la pandemia han provocado que se inicie la conversación para originar un nuevo orden mundial, el cual se estima será diferente al formado en 1944. Esta nueva estructura tendría composición plural, siendo China un actor diferencial e influyente debido a su modelo económico y político, no obstante, el nuevo orden mantendría enfoque económico similar a los de las resoluciones adoptadas en Bretton Woods. Más allá del resurgimiento de las teorías conspiratorias y las conjeturas sobre el uso de armas biológicas, consideradas con el objetivo de disminuir silenciosamente al enemigo, queda clara la evidencia que nadie estaba preparado para enfrentar la crisis de salud pública, con el agravante de la evidencia de las fragilidades de la especie humana.
La etapa post coronavirus reabre el debate sobre el papel del estado y del mercado, desde una perspectiva global, inspirada en el multilateralismo y cooperación internacional como estrategia apropiada y usada para salir de las crisis sufridas por la humanidad. Este fenómeno habitual tendrá un invitado de lujo: irrupciones tecnológicas al servicio de la estructuración de políticas de salud pública. Por la ruta de desarrollo tecnológico estaba transitando el mundo desarrollado antes de la pandemia, la IV Revolución Industrial, el agua potable y los alimentos, los servicios de salud y educación y los medios de comunicación digitales, podrían constituirse en la base de la recuperación económica y social de la humanidad.
La recuperación de la humanidad o la transformación del poder hacia el nuevo orden mundialdeben poner en el centro al ser humano, a la especie humana.
Este actor no debe dejarse como un activo invisible, toda vez que es el principal garante de todos los procesos de reconstrucción (la cuarentena mundial lo devela), el multilateralismo debe reorientar sus decisiones, el mundo necesita disminuir los altos niveles de desigualdad, el enfoque monetarista y salvaje del capital ha desarrollado una bomba social por la interdependencia, el coronavirus plantea un punto de inflexión para influir positivamente en la dinámica de la globalización.