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Nueva personera del Municipio de Valledupar

Es la doctora Dina Margarita Zabaleta Molina, nacida en Valledupar, pero sus raíces genéticas están hundidas en las tierras de Urumita, por su madre y por su padre, en las de El Molino,  ambas poblaciones hermanas entre sí,  pues son municipios del departamento de La  Guajira. 

El hogar formado por sus padres es ejemplarizante. Hace años que Manuel prestó importantes servicios públicos a nuestros dos departamentos hermanos, La Guajira y el César. Allá como diputado ante la Asamblea Departamental,  y en el Cesar, entre otros, como directivo gremial: en Corfedupar, Analac, Lácteos de Arjona Ltda., director del DAS. Casado con doña Stella Molina Araújo, magnífica esposa y madre, y a quien igualmente conozco bien, pues además de paisanos tuve el gusto de haber sido su acudiente cuando hace  muchos años ella cursaba estudios de bachillerato en Bogotá y yo de jurisprudencia, y sus padres, don Antonio Molina y doña Teotiste Araújo, otro excelente  hogar para rememorar con afecto, me la confiaron. 

Las hijas del matrimonio de Manuel y Stella, son tres excelentes mujeres: Indira Luz, ingeniera industrial con Minor en informática;  Lilian Lucía, comunicadora social con especialización en Gerencia de Empresas y Gerencia Pública; y finalmente, nuestra ahora Personera Municipal, Dina Margarita, abogada y técnica profesional en Administración de Empresas con especialización en Derecho Administrativo, Penal, Criminológico, Contencioso Administrativo y Disciplinario, contratación estatal, y por varios años desempeñó el cargo de Procuradora Provincial del Cesar.

Quiero destacar a este grupo familiar,  inteligente y capacitado en su saber profesional,  ante la faz de las comunidades de nuestros dos departamentos, como el ideal realizable, ojalá por muchas más personas, y es lo que se está proponiendo, observo, desde hace algún tiempo, un buen número de padres de familia, como una opción liberadora de medianas condiciones de vida, por una parte y por la otra, como una oportunidad para contribuir al desarrollo  social de nuestra región, ya que solamente preparándonos científicamente podremos prosperar, individual y colectivamente, más que de cualquiera otra forma, logrando, consiguientemente, el bienestar para el mayor número posible de habitantes. Veo en ello una superación autoconsciente del nivel del deber moral de las familias que en ese orden de ideas se consideran también comprometidas con el bienestar de todo el Estado. Generación que no se educa es Generación que se pierde a sí misma y para los demás. 

Este es un ejemplo, el de la personera municipal, recientemente elegida por el Concejo Municipal, mediando las normas del concurso de méritos a propósito, según los resultados de los puntos posibles logrados y la entrevista ante los concejales, superando con creces a los  demás aspirantes. Y es que de esto se trata: seleccionar al candidato que esté en óptimas condiciones personales y académicas, con el objeto de asegurarle a la comunidad de Valledupar que sus bienes morales y la legalidad pública estarán bajo la debida protección. Y a fe que así será.

Nota: me faltó contarlo en mi columna anterior  ‘Los modernos torpes’. Se trata de la Oficina de tránsito.  Se recibe un “parte” por incorrecto estacionamiento. Multa,  un poco menos de $600.000, pero si se paga dentro de los siguientes 5 días se reduce a la mitad; además, el propietario del vehículo debe hacer un curso para mejorar su comportamiento como conductor; pero se alega: yo no incurrí en la falta,  si no, mi  chofer. No importa, se responde, usted es quien debe hacer el curso, y cuesta 75.000 pesos. ¿Tendrá sentido racional esto? Algo más: se me dice que el agente de tránsito que impone un “parte” recibe  un porcentaje del valor mismo. Yo no lo puedo creer, sería juez y parte. Por lo demás, esas  “partes” irreflexivas, por sus perversos efectos colaterales, ya están perjudicando al comercio local.

Rodrigo López Barros – rodrigolopezbarros@hotmail.com.

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