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Nueva oportunidad para la UPC

BITÁCORA

Por: Oscar Ariza daza
Con la designación de Jesualdo Hernández como rector de La Universidad  Popular del Cesar, para un periodo de cuatro años, se fortalece la institucionalidad del alma mater, lo que obliga a que sus procesos se rediseñen desde una política institucional que recupere una cultura académica y científica, más allá de ese narcisismo que en un pasado cada rector de turno ostentó desde su interinidad, para complacer a unos cuantos consejeros que hacían la mayoría, so pena de ser removido del cargo sino cumplía con los perversos propósitos que buscaban favorecer  apetitos personales y dilatar el proceso de designación de un rector de planta, dañando la imagen de la Universidad.

Mis más de diez años como profesor investigador de la UPC me dan licencia  suficiente para hacer una radiografía del desastre a que ha estado sometida, por culpa de una cultura administrativa con más desaciertos que aciertos, porque la mayoría de rectores han gerenciado con las vísceras, con una pasión tan aberrante que muchos se volvieron fundamentalistas al querer desterrar de la universidad toda idea que entrara en disenso con ellos, fomentando una cultura violenta e intolerante que aún no se ha podido superar.

Durante más de una década han llegado rectores con altos títulos profesionales y académicos, pero con una paupérrima formación humana que los ha hecho cometer errores, constriñendo, acosando sexualmente a trabajadoras y docentes, persiguiendo a quienes no estuvieran de acuerdo y declarando insubsistentes a muchos, para instaurar una cultura del terror que nada tiene que ver con el respeto, ni con la dimensión ética de quien debe regir un centro de educación superior.

Siempre culpamos a la politiquería de tener acabada la UPC y tal vez en algo sea cierto. Pero más veraz es que la propia comunidad académica tiene la culpa de su deterioro. Estudiantes, profesores, administrativos, ex rectores y egresados, quienes integran los estamentos que estructuran la universidad desde adentro, han venido eligiendo más por fanatismo que por calidad y ética a sus representantes al Consejo Superior Universitario, de quienes hay denuncias, porque luego de elegidos, sin vergüenza alguna auspician el tráfico de notas, gestionan el otorgamiento ilegal de becas, son dueños de la contratación y presionan al rector para que les nombre personal y luego pedirles porcentajes de dinero para mantenerlos en sus cargos.
Algunos de estos consejeros que nada entienden de academia, son quienes han polarizado la universidad en bandos que se odian e impiden su desarrollo, pues a pesar de que las denuncias de estos delitos cometidos hacen curso en Fiscalía y Procuraduría, ellos siguen en sus cargos, repitiendo su conducta.

La mal entendida autonomía universitaria ha llevado a que desde el Consejo Superior se ajuste la normatividad al interés de cada uno. Por eso quienes se montan en la rectoría nunca se han preocupado por abrir concursos para profesores de planta y mejorar los niveles académicos e investigativos. La verdadera preocupación  ha sido repartirse la torta burocrática y contractual que ha hecho que la universidad crezca físicamente y en cantidad de estudiantes, pero no en calidad, ni en credibilidad.

De no haberse presentado relevo en algunos consejeros superiores, concretamente en el representante de los ex rectores y en la representante del sector productivo, así como en el del gobernador, las cosas hubiesen seguido igual o peor, dilatando el proceso para favorecer a unos candidatos y para perjuicio de otros.

La llegada de Jesualdo Hernández Mieles a la rectoría, de hecho muestra una necesidad de cambio que sabemos  se puede dar, porque tiene decencia y  dimensión humana para administrar y para armar un equipo conciliador que acabe los odios  y la corrupción enquistada desde hace décadas, porque muchos de quienes están adentro, desde su obsesión por el poder y la riqueza han detenido el progreso académico de nuestra alma mater, ya que desde la arrogancia de los títulos con los que pretenden imponerse, no se hace crecer a la UPC , sino desde la humildad de aceptar que sin un colectivo que desde la sinergia ponga en movimiento el motor de progreso académico y científico, de nada sirve plagar a la universidad de docentes instruidos que ostentan diplomas de doctor, pero poco formados en la responsabilidad de fomentar la decencia y la calidad académica en sus estudiantes.

arizadaza@hotmail.com

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