Iván Márquez por fin destapó sus cartas y a pocos sorprendió, la mayoría de Colombia sabía que este sector de las Farc, desde las mismas conversaciones en La Habana, estaban obstaculizando los acuerdos de paz por diversas razones, en especial por sus negocios de narcotráfico, la investigación sobre Jesús Santrich fue la gota que rebosó la copa para que surgiera la mal llamada nueva guerrilla, que no es más que una banda reciclada de narcos y terroristas que no pudieron adaptarse a la legalidad y desperdiciaron la oportunidad que les dio Colombia.
Se trata de un golpe al proceso de paz, pero tampoco hay que dramatizar, no tienen la capacidad para desestabilizar al país, conservan un poderío más mediático que militar y pretender que van a recuperar la fuerza que en algún momento tuvo la antigua Farc, es soñar despierto; el expresidente Santos lo resumió en una frase, la paz de este país no tiene reversa. Pero será clave que el Gobierno entienda que hay que implementar el proceso de manera urgente, hay que cumplirle a los más de 12.000 miembros que ya demostraron que no le copian a Márquez y su banda, por algo se mantienen en las zonas de concentración. Llorar sobre la leche derramada no soluciona nada, “que a Santrich lo dejaron volar”, “que la JEP no funciona”, “que a la JEP no la han dejado trabajar”, “que la culpa es del Congreso”, hay es que mirar hacia adelante y va ser fundamental el liderazgo del presidente Duque, si escucha a su mentor Álvaro Uribe y al Centro Democrático, que pretenden bajar los acuerdos de la Constitución (que yo sepa no están) y reformarlos, o continuar con la agenda que quiere la mayoría de Colombia, olvidar el fantasma de la violencia y concentrarse en los problemas reales, ya es hora que salgamos del círculo vicioso de la polarización.
A Márquez hay que bajarle el perfil, ubicarlo en su dimensión, buscando refugio en el ELN, apoyado por la dictadura de Maduro y escoltado por terroristas sin ideología como Romaña y El Paisa, quienes ya no ostentan el mismo poder que cuando hacían pescas milagrosas y ponían carros bomba en Bogotá; hay que resaltar es a quienes están cumpliendo.
En una encuesta reciente que me hicieron sobre líderes de opinión me preguntaron por dos senadores destacados y no dudé en incluir a la senadora Victoria Sandino, quien ha entendido su rol en el Congreso y el aporte a la paz. Lo mismo ha hecho Timochenko, demostrando liderazgo para cohesionar el grupo y hoy tiene un partido político que siguen jugándosela por la paz y han demostrado que no quieren volver a la guerra, ni las Farc han cumplido en su totalidad, ni el Gobierno, pero como dijo Antonio Navarro, a ellos tampoco le cumplieron y siguieron.
La última palabra no la tiene Iván Márquez, a ellos hay que enfrentarlos con las fuerzas legitimas del Estado, la tiene el presidente Duque, de él depende si seguimos estancados o avanzamos. Escuche lo que dice la gente, su popularidad sigue en picada, ya es hora de sintonizarse con el país.