Las reflexiones que generalmente se hacen con motivo del Día Mundial del Agua giran alrededor de la preservación del líquido vital. Son llamados monótonos que cada año salen al ruedo, como quien desempolva un libro viejo, lo que significa que los efectos de esos mensajes de concientización no han surtido el efecto propuesto y por ello las personas siguen desperdiciando el agua, talando y contaminando los ríos.
Desde 1993 se aplica el mandato de la Asamblea General de las Naciones Unidas y las recomendaciones de la Conferencia de la Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, que claramente adoptó un capítulo especial para los recursos de agua dulce, en el que los Estados miembros deben fomentar la conciencia pública frente al cuidado del agua. Cada vez aumentan las alarmas por las sequías que sufren pueblos enteros, Colombia y el Cesar no son la excepción, y es en esos momentos cuando se vuelve a recordar el compromiso que debe tener cada individuo con el agua, su cuidado y preservación.
Este año la conmemoración se centró en ‘agua y energía’ y la Unesco presenta hoy el nuevo informe sobre el desarrollo mundial del agua que analiza esta relación, enfocando el contexto en que “la demanda de producción energética aumentará significativamente en las próximas décadas, especialmente en las economías emergentes.
Esto podría tener un impacto negativo sobre los recursos hídricos a menos que se mejore considerablemente la gestión y coordinación entre ambos dominios”. En su página oficial la Organización de las Naciones Unidas Para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) asegura que “…debemos entender mejor las complejas interacciones entre recursos que guardan relación entre sí como el agua, la alimentación y la energía.
Y debemos reconocer que es imposible ordenar esos recursos de forma sostenible si los tratamos de manera aislada. Toda forma de producción de energía incide en la cantidad y la calidad del agua disponible. Las decisiones adoptadas en un sector repercuten en el otro, para bien o para mal. El informe mundial sobre el agua confirma que las poblaciones que carecen de electricidad son las mismas que carecen de agua. Y no es por casualidad: se necesita agua para producir energía y se necesita energía para el saneamiento y el suministro de agua. Ambas son indispensables para el bienestar y para el desarrollo sostenible”.
Este es un informe que debe ser analizado a escalas departamental y municipal. Se aplauden las actividades desarrolladas y promovidas por la Alcaldía de Valledupar, la Secretaría de Ambiente del Cesar, Emdupar, Comfacesar, Interaseo, el Ejército Nacional y la DPA, entre otras, para conmemorar este día, tomando al emblemático río Guatapurí como el sitio que más requiere cuidado, y en Aguachica el bosque del Agüil, símbolo ambiental de la segunda ciudad del Cesar.
Buenas todas sus intenciones. Pero serían mejores si son permanentes y no solo para cumplir el compromiso de celebrar el Día Mundial del Agua.
El compromiso debe ser todos los días.