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¿Nuestra niñez presente o futuro?

Las niñas y los niños, realidad viviente de nuestra sociedad, muchas veces catalogados como el futuro, factor que nos pone a reflexionar si será cierto que lo estamos procurando y mientras tanto qué hacemos por ellos en el presente. El aporte a la niñez debe ser planeado; además de seleccionado oportuno y permanente en esta época de la vida, no solo por la familia, también por la sociedad y el Estado; pero lo que sucede en la realidad es que llegan los niños a este mundo de manera imprevista, prematuros y enfermos y desde las primeras horas de nacidos luchan por la supervivencia, mas por el presente que por el futuro. También ocurre que los padres no se encuentran preparados para ese rol; desde la gestación abandonan al que está por nacer y lo dejan como una rueda suelta, evadiendo obligaciones básicas en sus primeros años y delegando a terceros el aprendizaje que les corresponde, el cual deben vivir intensamente.

Los niños no son el futuro; son el presente; el primero es incierto, el segundo es real. Debemos trabajar para que el ejercicio, promoción y defensa de los derechos de la niñez sean una realidad, que no sean postergados ni limitados y que niñas y niños vivan activamente en comunidad sin excesos, de manera equilibrada; ellos serán nuestro relevo, mientras tanto debemos educarlos, proporcionarles lo necesario en su crecimiento y estar pendientes de su comportamiento. A la vez lograr un aprendizaje que se consolide con las buenas prácticas para que se incorporen a su comportamiento. Los niños deben aprender este conocimiento para que les de la capacidad de tomar decisiones con actitud creativa.

La niñez es en potencia un cumulo de ideas, un reverdecer de ellas oxigenadas; un cultivo del cual debemos sacar las mejores cosechas de acuerdo al abono que le apliquemos.
Se atenta contra el presente y futuro de la niñez, cuando a corta edad se les obliga a trabajar en actividades pesadas y se les aleja de los centros educativos, mientras que las autoridades correspondientes no actúan; se hacen los ciegos, sordos y mudos, incentivando la causa e incrementando la incertidumbre; además propiciando algo peor: ceguera mental, el atornillamiento total, el caos.

Bajo estas circunstancias el Estado, instituciones públicas y privadas se deben unir en similares propósitos como son la protección integral de la niñez, que los enfoquen a una adolescencia sin prejuicios. En síntesis la niñez es el factor de conservación de la especie humana por lo que tenemos que brindarles un sumo cuidado ya que en esta época son muy vulnerables. ¿Será que los adultos estamos haciendo la tarea? ¿De qué manera? Todos estos interrogantes surgen y muchos más para que la niñez haga la tarea mejor.
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Jairo Franco Salas: