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Nuestra mala conducta en la vía pública

Entre las muchas formas de morir, sin duda alguna, la producida como consecuencia de nuestras malas conductas en las vías públicas y resulta ser una de las más absurdas. Sin muertes que se habrían evitado sólo con buen comportamiento y cuidado.

Las noticias que uno escucha a diario en las emisoras o lee en nuestro diario El Pilón preocupan y aterran: adultos o niños que pierden la vida porque un vehículo a toda velocidad los arrolló cerca a su casa; un motociclista irresponsable que fallece porque no supo frenar a tiempo o no maniobró bien su moto tras zigzaguear por cualquier avenida, carrera o calle; un peatón que es imprudente, un borracho que se cruza sin advertir el peligro, un ciclista que prefirió obviar la ciclo ruta.

Claro, no todo es culpa del peatón quien más muertos pone en estos hechos, o de los ciclistas, otro actor altamente vulnerable en el espacio público (y que cada vez demuestra menos apego a las normas). También hay que tener en cuenta la mala señalización de la ciudad, descuidada y que merece una revisión, el estado de las vías llenas de huecos, fue un engaño de la anterior administración municipal y la forma cómo se conduce en las calles, particularmente las motos: más del 90% de sus conductores carecen de pericia al manejar estos aparatos y son irresponsables.

Sólo basta con ser prudente, tener vehículos y bicicletas en buen estado, respetar las normas, no exceder los límites de velocidad, utilizar la infraestructura de la ciudad en forma correcta porque ésta, en últimas, garantiza la vida de los ciudadanos.

Detrás de todo esto hay también un fenómeno cultural, hacia el cual debería todas las acciones del Estado para comenzar a respetar la vida en las vías. Cuando se destruye una señal de tránsito, cuando no se repara una calle que representa un peligro para conductores y transeúntes, cuando se opta por el atajo y no por el camino correcto o cuando se invaden los carriles del transporte masivo para ahorrarse 2.500 pesos a cambio de la vida es porque subyace en el comportamiento de la gente un desapego por la seguridad propia y la de los demás.

Aquí se debe sancionar a quien cruce una esquina peligrosa mientras observa su celular. Pero no todo puede ser sanción. Las campañas del nuevo Secretario de Tránsito deben ir en la dirección correcta: generar autorreflexión en el momento de adquirir una moto, rodar en bici o desplazarse por una vía en carro o a pie, advertir que todos tenemos derecho al mismo espacio, claro, pero, en especial, a saber utilizarlo antes de convertirse en la próxima víctima.

Y como es mi costumbre, trataré otros temitas: Estoy totalmente de acuerdo con la decisión tomada por la Alcaldía de prorrogar por tres meses más el decreto que prohíbe la circulación de motocicletas con parrillero mayor de 14 años. Es más, debería estudiarse el pico y placa para estos irresponsables. Felicito al Secretario de Gobierno Luis Galvis. Tiene mi apoyo. Igualmente felicitaciones por las jornadas de vigilancia en los barrios más críticos de inseguridad en Valledupar.

Nunca se le había ocurrido a ninguno de los mandatarios recientes. Buena por esa. Estamos esperando el nuevo nombramiento del nuevo gerente de EMDUPAR, que debe ser un empresario transparente, serio y sobre todo honesto y de pantalones.

Se debe endurecer ostensiblemente la utilización de motos y que las medidas se cumplan no a medias. Por ejemplo, las motos que están circulando en el centro de la ciudad y eso está prohibido. Atécese los pantalones señor secretario de Tránsito.

Está montado en un potro muy difícil. Pero tenemos fe un usted. Mucha vigilancia se requiere de los trabajos de alcantarillado pluvial de la Calle 16. Ojo con esto.

Postdata: Un conductor embriagado es un criminal al volante. Estoy de acuerdo con la utilización del ESMAD cuando hay un brote de vandalismo y violencias en las movilizaciones y marchas en Valledupar.

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Alberto_Herazo: