¿Quién dice la verdad, en momentos de tanta y tan diversa información? En buena hora se realizó en Bogotá un Foro sobre la problemática de las noticias falsas y sus efectos en el periodismo actual. Un grupo destacado de expertos nacionales y extranjeros y directores de los medios de comunicación afrontaron este tema que tiene una gran trascendencia y que, en mi opinión, debería ser objeto de una profunda y amplia discusión en las salas de redacción, en las facultades de comunicación y periodismo, entre otros escenarios.
“Las noticias falsas están llevando a tomar decisiones equivocadas; ponen en riesgo la democracia y el populismo es una de sus caras”, dijo Alejandro Santos, director de la Revista Semana. “El reto es hacer lo nuestro tan bien que los medios tradicionales sean los lugares donde está la certeza”, advierte Roberto Pombo, director de El Tiempo.
“Una nueva forma de entender el periodismo es que no es tanto conseguir la información y publicarla sino entender la realidad y explicarla”, sostiene Rodrigo Pardo, director Editorial de Semana.
Es evidente que la Internet, las redes sociales y otros canales implícitos en las nuevas tecnologías cambiaron, para bien o para mal, el periodismo en todos los medios.
Pero hay cosas en el periodismo que se mantendrán, que son eternas, en mi modesta opinión. Y una de ellas es la obligación de buscar la verdad, hacer una aproximación a la realidad, de buena fe y con lo máximo posible de objetividad. La mentira o las verdades a media son un riesgo implícito en el periodismo. Por eso, el deber que tienen las facultades y las salas de redacción de estimular la búsqueda de la verdad; por supuesto, una verdad periodística, con limitaciones, no es la verdad del científico, para citar un ejemplo.
Los reporteros cuando entrevistan a alguien, para un testimonio o una declaración nos arriesgamos a que nos digan una mentira o una verdad a medias. Y muchas fuentes de información, por distintas razones, lo hacen… Por eso la imperiosa necesidad de verificar, de contrastar, de buscar otras fuentes de información. Ese es nuestro deber.
El riesgo del mundo de hoy es la mentira abierta, o las verdades a medias, también, o la opinión mal intencionada, abrigada en la libertad de opinión y expresión.
La gran mayoría de los comentaristas del Foro, al que no pude asistir por motivos de fuerza mayor, como la presentación del Libro de mi amigo y pariente, Ciro Quiroz Otero, en el Auditorio Luis Guillermo Vélez del Senado de la República, llamaron la atención de los medios, en general, pero principalmente de cada uno de los periodistas, de ser celosos con los principios elementales del oficio.
Desde esta modesta tribuna, invito a todos los colegas, principalmente a mis amigos jóvenes de Valledupar y la Región Caribe, a tener siempre en cuenta esos principios, que no han cambiado y que creo que cambien: la imperiosa obligación ética de buscar la verdad, contrastar los datos y verificar todo aquello que nos dicen nuestras fuentes. Y sobre esa verdad facilitar el debate y crear opinión. Ese es el buen periodismo al que todos estamos obligados.
Por Carlos A. Maestre Maya