A los vallenatos no nos gusta tener orden. No somos ordenados para nada, sino que nos vivimos aprovechando de la tan recursiva “malicia indígena”; nos colamos en todas partes, nos pasamos los semáforos en rojo porque nos creemos muy avispados, no le cedemos el paso a los peatones porque yo soy el primero, tampoco cedemos la vía y menos hacemos cola en un carril determinado, mientras pasa un trancón. Siempre buscamos la manera para salir a la delantera, por la berma, en contravía, por encima de los andenes o como mejor se pueda. Por eso las cerradas a un vehículo en la vía, el atravesado, el grosero permanente que maneja iracundo, insultando a todo el que se le atraviesa, todo esto porque somos intolerantes, egocéntricos y mal educados.
De ahí que los conductores de buses sean indisciplinados y paren donde se les viene en gana, tanto a subir como a bajar pasajeros, porque su cultura no les permite ser civilizados, respetar a la gente, ser amables; pero nuestra ciudad no se presta para terminar de educar a los maleducados, ni poner sanciones justamente a esa indisciplina y desorden. ¿Quién arreglará este desorden en nuestro Valledupar? A ver si al fin la Secretaría de Tránsito sí le funciona la “malicia indígena” así como algunos avivatos que andan por ahí.
Y como es mi costumbre, trataré otros temitas: Y esto va para los medios de comunicación, medios que son fundamentales en la buena y en la mala fama de personas e instituciones. Con una palabra se puede barrer de un tajo una honra o poner en entredicho la constancia de un hombre bueno. Lo que antes hacía el rumor, la maledicencia o la conseja, hoy se aumenta por la influencia de los medios de comunicación; más peligrosa que una lengua afilada e insidiosa, es una información superficial o malintencionada. Por eso es que los buenos nombres, muchas veces miran con espanto a los medios.
Me gustó el nombramiento de mi amigo Carlos Andrés Cotes Maya como nuevo secretario de Gobierno Departamental. Buena por esa, señor Gobernador Franco Ovalle. Quisiera invitar a las autoridades para que se dieran una vuelta o paseo por nuestra emblemática carrera 7ª séptima, a cualquier hora, es un muladar, llena de vendedores ambulantes y estacionarios, maloliente, sucia, llena de motos ¡Qué horror para los que vivimos y transitamos por nuestra séptima entre calles 16 a la 17 y aledañas! Y a propósito las motos están transitando por todo el centro de la ciudad. ¿Será que ya no hay ese control para ellos? ¿Y de los huecos? Por lo menos, arreglen los de la carrera 9, aunque toda la ciudad está llena de huecos. Estamos viviendo en la cultura del “Kleenex”, en la cual se desperdicia todo; vivimos en la “cultura del desperdicio”. Invito a mis lectores a que todas las mañanas participen de la tertulia informativa del Padre Nolberto y Mary Daza “Esplendor de la Verdad 88.7 FM”, a las 6:27 a.m. Soy fiel oyente y participante. Y finalmente, así como se persigue a los conductores en estado de alicoramiento, también se deben perseguir a los mototaxistas que manejan en forma agresiva, no respetan señales de tránsito, van en contravía, adelantan en curva o en zonas prohibidas quienes son generadores de accidentes y muertes.