Entramos en el mes que tiene singular importancia por su aspecto religioso, romántico, época tradicional para reflexionar con la familia en un ambiente de alegría para algunos, tristeza y melancolía para otros y remembranzas.
Esta noche será la noche de las velitas. Hace años, la noche navideña comenzaba nueve días antes del 25 de diciembre con la novena de aguinaldo. Con el tiempo y esa presión comercial se han estirado varios días más, hasta el punto de que el 7, víspera de la Inmaculada Concepción, puede considerarse el inicio de la temporada. Hoy 7 para amanecer 8 se encenderán las luces decembrinas y con ella el espíritu que debe acompañar estos festejos, es decir, un ánimo de alegría y sano desquite de los sinsabores del año, igual queremos unas fiestas navideñas sin quemados.
Si queremos el futuro de los niños, no le propiciemos el peor día de sus vidas; es mejor un llanto pasajero que una tragedia; es una fiesta, no su atropello; nunca nos perdonarán el no haberle evitado momentos fatales; sus desfiguraciones físicas no cicatrizan en el alma. Estas frases persuasivas y mil más son pocas, si con ellas algunos niños se salvan de ser quemados con pólvora. Por ello, porque jamás han sido suficientes las adversidades, les pido de nuevo a los padres de familia y adultos la máxima prudencia posible con las infancias en estas festividades que se avecinan. Los niños inocentes, como los adolescentes desbocados, no miden la funesta consecuencia que puede tener un descuido. Autoridades y adultos tienen la última palabra. No se puede bajar la guardia ante un peligro social tan evidente y que ha resultado tan duro de erradicar de la cultura vallenata.
Y como es mi costumbre, trataré otros temitas: es Navidad, afloran los recuerdos de los ausentes. Hace más de 60 años se murió Guillermo Buitrago, el “Gardel Vallenato”, uno de los más populares músicos costeños de todos los tiempos. Cuando en las emisoras locales comienza a sonar ‘La víspera de año nuevo”, ya se insinúa diciembre por el motivo de celebración que impone. La obra es de todos los que cada año en medio del bullicio de las sirenas y el chocar efusivo de las copas en brindis alegre, se desean toda suerte de ventura para el año venidero. La famosa canción del maestro Tobías Enrique Pumarejo dada a conocer e inmortalizada por el gran Buitrago, fue estrenada el 31 de diciembre de 1945: “la víspera de año nuevo, estando la noche serena, la familia quedó en duelo y yo gozando a mi morena”.
Este año me voy a dar el gusto de dar los nombres de los funcionarios mediocres calienta puestos, inservibles, que no han dado la talla, igual enumeraré los buenos funcionarios, que están ejecutando una buena labor al frente de su cargo, igual destacaré los hechos, las situaciones y los personajes más importantes del año, como es costumbre en esta época navideña.
Uno de los personajes del año en Valledupar muy probablemente va a ser aquella frase que ya hace parte de nuestro argot popular “usted no sabe quién soy yo”. En esta frase se va reflejando en el espejo de la concurrencia de aquellos vallenatos que se pasan de copas si no pregúntenle a un exdiputado.
Esperamos que nuestra ciudad se luzca con un alumbrado navideño maravilloso que llame la atención.
En la próxima columna trataré un tema importante como la implementación del Código Nacional de Policía y Convivencia para vivir en paz. Este Código se sancionó mediante Ley 1801 del 29 de julio de 2016 y entra en vigencia seis meses después de la sanción, es decir, el 30 de enero de 2017 según lo dispuesto en el artículo 243.