Por: Fausto Cotes N.
Como tampoco todos tus familiares son tu familia, estas son verdades demostrables en todas las situaciones de la vida cotidiana donde enfrentamos casi que, con la misma frecuencia en problemas, desdichas, aventuras, como en actividades de éxitos y fracasos, oportunidades que nos permiten analizar estos diferentes episodios con la sabiduría que da el verdadero raciocinio para comprender a fondo los conceptos de solidaridad y amistad.
Desde el comienzo de la vida visible sobre la tierra el hombre solo ha luchado contra el hombre y su naturaleza misma y comenzamos a entender esta situación al remontarnos a Caín y Abel, que no se si han encarnizado el bien o el mal o simplemente abrieron el camino a un tema que tiene mucho que ver en la sociedad mundial como el de los valores humanos.
Me atrevo a decir que por estas y otras leyendas bíblicas nacieron los valores humanos cuyo uso coherente nos enseña a distinguir el bien del mal.
Las afrentas de Abel y Caín a Dios, permitieron una selección basada en el sacrificio, que no se si esto se prestó para dividir el futuro de la humanidad o para demostrar la imperfección del hombre en su creación.
“Abel era pastor de ovejas, y Caín cultivaba el suelo. Pasado un tiempo, Caín ofreció al señor dones de los frutos del suelo; también Abel ofreció las primicias y la grasa de sus ovejas. El señor se fijó en Abel y en su ofrenda, pero no se fijó en Caín ni en su ofrenda; Caín se enfureció y andaba abatido”.
¿Será que Dios fue copartícipe de estas diferencias por el trato desigual al calificar sendos esfuerzos? ¡No! Simplemente observó el sentimiento con que lo hacía el uno y el otro donde de por medio actuó el primer principio existente para una buena amistad, la sinceridad, que se acompañó con la verdad interior para manifestar su agradecimiento y respeto por parte de Abel y he aquí el origen de la envidia por parte de Caín, que solo trajo aversión y recelos permanentes.
De aquí que la educación informal primaria depende del hogar donde los padres deben actuar como dioses para encarrilar a sus hijos atados a ciertos valores que resuelvan y faciliten el desarrollo individual paralelo con los valores humanos, como aquellos que nos permitan aceptar las jerarquías del cuerpo y del alma separándonos de los celos y de los resentimientos y así podremos calificar a lo que nos rodea afectivamente dentro de los rangos de la amistad y de la familia. Caín ofreció el sobrante de su cosecha, Abel lo mejor de su rebaño porque creyó más profundamente en la amistad de Dios, fue solidario con la sabiduría de él; Caín perdió la fe y por sus bienes abandonó las reglas divinas que es lo que efectivamente hacen algunas personas que solo muestran en el caso de la amistad el compromiso consigo mismo y no con la sociedad que les rodea, esos no son tus amigos, aunque para ti todos sean tus amigos.
El creador nos permitió la libre voluntad para decidir bajo el símbolo de la confraternidad entre lo bueno y lo malo y nunca escogemos lo bueno porque el egoísmo no nos permite compartir ni mucho menos pensar en conjunto para equilibrar el cuerpo y el alma que nos quite la ira y el dolor y anule las emociones de la materia que solo traen la separación y he aquí que el ser humano que mantiene su corazón duro e insensible no será jamás tu amigo, tal como la familia que no está pendiente de tu camino, por desviado que sea, jamás será tu familia.
Donde no hay remos fuertes la barca se mueve a la deriva y el rumbo nunca aparecerá. Donde no hay valores humanos no podremos esperar actos de amistad ni mucho menos arraigo familiar.
La historia de Caín y Abel nos muestra el peligro que corremos cuando nuestras emociones no están bajo el dominio de Dios. Perdemos la amistad y la familia por la falta del don de la misericordia y quedaremos vagando sobre la tierra sin lugar alguno que nos abra la puerta para renovar la vida.
Del primer acto de celos nació el primer crimen con castigo y que el diablo logra propagar según vemos, para siempre, y ahora en forma de genocidios y masacres para burlarse de Dios y del hombre.
Solo el hombre es responsable de elegir entre lo bueno y lo malo, lástima que siempre se elija lo malo proclamando la anti amistad y la anti familia.
Lo bueno que es aceptar el error y tratar de enmendarlo; ignorar la advertencia produjo la sentencia final de Dios para con la humanidad.
“Cuando cultives la tierra, no te dará sus frutos, y en el mundo serás un fugitivo errante, quedarás sin amigos y sin familia”.