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No tan cerca que queme al santo…

 

Po: Nuris Pardo Conrado.

 

Dice el refrán popular: “ No tan cerca que queme al santo ni tan lejos que no lo alumbre”, según lo visto no es solamente a Gustavo Petro, alcalde de Bogotá, a quien se le está promoviendo la revocatoria del mandato por la inconformidad de algunos electores de ese distrito, quienes consideran que ha sido más la expectativa que la realidad misma de los hechos, además que no ha cumplido el programa de gobierno inscrito  que impone los principios democráticos del Estado Social de Derecho.

En pasada ocasión leí en un diario de circulación local la propuesta de dos sufragantes en este ente territorial, promoviendo una acción para revocar el mandato al señor alcalde doctor Fredy Socarras Reales, por considerar  que no ha llenado las expectativas, ni menos ha cumplido las ofertas que esbozó en su actividad proselitista.

Es una propuesta sensata, desde luego democrática, pero bien podría quedarse en el aire sino se cuenta con un movimiento ciudadano, formalmente organizado que recoja el sentir de los votantes y materialice tal decisión, también requiere del apoyo del sector político, porque no se puede hacer política sin políticos; tampoco podemos tildarla de politiquera, ni hacer comentario al respecto bueno o malo, debido a que este mecanismo de participación ciudadana es constitucional y como tal, es un derecho fundamental y las razones que los impulsa están a la vista de todos y esta columnista así ha señalado reiteradamente los desaciertos e inactividad de la administración.

La quejadera del alcalde ha sido siempre que las finanzas del ente territorial nuestro están en una situación caótica, tanto así que ha sido el motivo de llevarlo a la ley 550, hecho particular éste que he criticado por que existe una norma reciente que no se ha tenido en cuenta y a la topa tolondra se optó por el camino  más fácil. Se debe hacer equipo con la administración, pero óigase bien jamás para beneficios particulares, sino para que esta próspera e hidalga ciudad alcance el pedestal que le corresponde, recordemos que en épocas pasadas éramos la vedette de Colombia, hoy por desgracia perdimos ese liderazgo y que difícil será recuperarlo individualmente.

En el campo de la medicina, paciente y médico hacen  equipo, igual en la administración pública, nuestro alcalde va en sentido contrario a lo que quiere la ciudadanía, pero así como vamos, ni lo uno ni lo otro, es el momento de romper la egolatría personal, aterrizando en la conciencia popular para extraer de ella lo mejor, para esta Valledupar que de un momento a otro abandonó el camino del desarrollo y se fue por el atajo fácil, que tanto mal nos ha causado y que estamos obligados a retomarlos y volver a ser la Sorpresa Caribe en donde fuimos por gracia, sino la mejor, una de las tantas admirada y querida por propios y extraños. Alcalde abra el corazón, porque con lo que está sucediendo todos somos sacrificados.

Hay que felicitar a estos ciudadanos por una iniciativa quijotesca, solitarios en medio de los molinos de vientos, porque creo que se les llena de nostalgia el corazón al ver a este pueblo con todas las falencias que jamás había soportado, pero lo más importante es buscar la forma de superar el momento que no solamente ellos han percibido, sino que comunitariamente podemos optar por fórmulas que conlleven a una solución donde con un tratamiento adecuado superemos el instante aciago que soportamos.

El alcalde todavía tiene tiempo de hacer las cosas bien, conformando un equipo de trabajo que supere los diagnósticos y se vaya a la acción. Ninguna persona ha logrado el éxito o sus metas lamentándose de la situación, en cambio aquellos que han tomado la decisión de actuar para superar la crisis y salir adelante, han logrado cambiar la realidad. Doctor Socarras aún puede conseguirlo, no espere más.

 

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