El Diario EL PILÓN hoy no publicará noticias mentirosas, ni hará bromas para celebrar el día de los Santos Inocentes a través de nuestro contenido periodístico. Por muchos años se hizo y fue realmente divertido hacer bromas en esta fecha, aceptadas por algunos y rechazadas por otros.
Este año de contrastes merece tomarse en serio y en su recta final (solo faltan cuatro días para que termine) vale la pena reflexionar sobre los hechos y acciones de mayor impacto y en los que la ciudadanía pudo desempeñar un rol de mayor impacto.
No hay que olvidar que hoy 28 de diciembre se recuerdan a las víctimas de la matanza ordenada por Herodes contra todos los pequeños varones menores de dos años, pues según la Biblia, Herodes temía que naciera un nuevo Rey. Por eso, pidió a un grupo de Magos que le contarán el lugar exacto en el que el niño había nacido, pero los magos regresaron a sus países por otro camino, burlando al rey. De ahí viene la tradición de hacer el 28 de diciembre bromas y fechorías a los amigos.
De acuerdo con varias publicaciones, “dicen que la tradición de divertirse a costa de engañar a otras personas en este día viene del hecho de que Herodes vivió muchos años pensando que sí había logrado su cometido”.
Es precisamente esa condición de vivir engañado que se debe reflexionar en la actualidad, con respecto a temas de la vida diaria que afectan o benefician a cada persona. El cuidado y la vigilancia casi que milímetro a milímetro de los menores de edad para que no sean víctimas de abusos sexuales, en Valledupar, el Cesar y toda Colombia debe ser un propósito, este tema merece más atención, y debe ser el caso de la niña Yuliana Samboní el que debe motivar a la sociedad a mirarlo con otros ojos y no como una responsabilidad solamente de las autoridades. No hay que pasar como inocente y esperar que este problema lo resuelva el Estado.
La guerra, la paz, el posconflicto, se hace entre todos, no hay que hacerse los de la vista gorda y sentarse a esperar a que la paz desde el cielo. Todos tenemos un papel en esta función.
No hay que pasar de inocente ante la desnutrición de los niños, especialmente los de la etnia wayuu en La Guajira. ¡Qué tristeza! Tampoco en temas de ciudad, en el caso de Valledupar, como las ciclorutas de la calle 17 y la carrera 9, sirven para todo y no son ni ciclo ni rutas. Ni qué decir de las obras inconclusas y mal ejecutadas: la avenida Sierra Nevada, el Estadio Armando Maestre Pavajeau, la vía Zanjón-Pueblo Bello, los hospitales de Aguachica, El Copey, el deterioro de la malla vial en Valledupar, así como la inseguridad.
La ciudadanía no debe pasar de inocente, le corresponde un papel más activo y vigilante en el desarrollo del territorio. No la pase por inocente y sea más consecuente con su barrio, su ciudad, su departamento y su país.