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No olviden a la ciénaga de Zapatosa

Hace muchos años se escucha a las autoridades ambientales del Cesar, en especial a Corpocesar, decir que trabajan por la recuperación y conservación de la Ciénaga de Zapatosa, el espejo de agua más importante que tiene Colombia, que cumple un papel fundamental de flujo y reflujo de agua con el intenso afluente del río Magdalena, porque en invierno sirve como embalse y en verano la distribuye.

Infortunadamente la Zapatosa está sobrediagnosticada, numerosos estudios biológicos e ictiológicos han dicho que necesita una intervención urgente, pero no pasa de ahí. En Corpocesar por ejemplo reposa en los anaqueles del olvido el estudio que hizo la Universidad Nacional, bajo la batuta del profesor Jesús Orlando Rangel, quien hizo la caracterización de la flora y fauna, limnología, paleoecología y arqueología.

Por eso no sorprenden las conclusiones de la reciente investigación que hizo el Instituto Humboldt, en asocio con delegados de las áreas operativas de Ecopetrol (Exploración, Explotación y Transporte), a través del proyecto “Planeación Ambiental para la conservación de la Biodiversidad en las áreas operativas de Ecopetrol”. Asegura este estudio que la Ciénaga de Zapatosa es el ecosistema “más crítico” de las unidades territoriales analizadas en el Caribe, donde la intervención del cuerpo de agua tiene su impacto en el deterioro de la pesca.

Hoy ya no se puede seguir con los estudios, hoy es necesario ejecutar los planes de conservación. Es importante que se empiece a actuar para que sea un sitio de atracción ecológica, que se recupere la parte biológico e ictiológica, que se ponga freno a los pescadores que están sacando los peces antes de tiempo, para que las siembras de alevinos, como la que hizo el gobierno departamental hace algunos meses, no se pierda.

Ya es hora que el Incoder delimite, urgentemente, el área de la ciénaga para evitar que los dueños de haciendas aledañas le sigan robando terreno a la Ciénaga. Es el momento para controlar a los ganaderos que llevan a sus hatos a la ciénaga, donde prácticamente nadan, dejando el estiércol y todo el material contaminante a su paso (el gas metano que genera las heces del ganado es grave).

A la ciénaga le hace falta más interés, voluntad y política ambiental. Es el espejo de agua más importante de Colombia, pero lo estamos deteriorando. El municipio de Chimichagua es clave en su recuperación y conservación, y debe resarcir todo el daño que le ha causado, no hay que olvidar que en algún tiempo le arrojaba todo el residuo del alcantarillado.

La tarulla es el indicador de su contaminación porque se genera por la alta carga contaminante que arrastra principal el río Cesar. Sobre eso hay que trabajar, ya está el diagnóstico y el trabajo se debe hacer con juicio, permanente y no a cuenta gotas. Que Corpocesar, la Gobernación del Cesar, los municipios que están a su alrededor no olviden a la Zapatosa.

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