Por Nuris Pardo Conrado
Todo lo que se construye sin estructuras bien cimentadas tiende a caerse, y lo pretendido por el administrador municipal de Valledupar no era la excepción, ya lo habíamos comentado en una columna por este augusto diario, posterior a la aprobación del Concejo Municipal al conceder facultades para que el Alcalde sometiera el municipio a la tenebrosa Ley 550. Pero como dice el adagio popular, no hay peor sordo que el que no quiere oír, y de seguro que no hay peor ciego que el que no quiere leer los comentarios de buena fe de aquellos que queremos al Valle del Cacique Upar, sin cacarearlo como lo hacen los políticos, politiqueros, lagartos y oportunistas en campañas electorales. El municipio anda mal y el alcalde está peor, ya lleva 15 meses y no ha hecho nada pero nada; la ley 550 era su trofeo dorado y de paso muy cacareado, que no hay esto, que no hay lo otro y sólo nos salva la ley de restructuración, además según su decir, teniendo el consentimiento del Ministerio de Hacienda, pero el burgomaestre pensó que no le iban a exigir, pasó el tiempo y no cumplió, los términos se le vencieron y ahora qué?.
Ochenta mil millones de pesos en cualquier parte del mundo es plata, pero lo que no se le ha dicho al pueblo vallenato es cómo se invirtieron, qué se hizo con dicho recursos, qué deudas pagaron?, qué obras se ejecutaron?, para cuántos asesores alcanzó?, vuelvo y repito, Valledupar siempre ha sido generosa con los alcaldes en su primer año de gobierno, salen corriendo a pagar sus impuestos, pero si ve que su plata no se invierte, pueden mandar un ejército de abogados que pone en práctica la desobediencia civil, sin marchas, sin gritería, en completo silencio como represalia a lo dicho.
Los anteriores Secretarios de Hacienda han salido a decir que no van a tener recursos ni para el pago de la nómina, es posible que no los vayan a tener, porque los contribuyentes en vista del desastre no corran a pagar como es la costumbre, y de seguro ellos ya saborearon en carne propia lo que es la desobediencia civil del vallenato, cuando se da cuenta que sus recursos no son invertidos adecuadamente o se desaparecen, ello acompañado con el traumatismo que representa obtener una factura para cancelar el impuesto.
Parece que el alcalde llegó al final de la ruta equivocada, ahora sí, reconoce que no es cierto que no va a ejecutar obras porque no va la ley 550, que “existen alternativas, que tanto así que las obras y los proyectos se están ejecutando”, entonces el tiempo nos dio la razón, no era necesario someter a Valledupar a tan terrorífica película, el saneamiento fiscal es más sano y efectivo, una conciliación y un plan de pago a las deudas existentes, eso también son obras, que no se ven, pero que se sienten, acompañado del buen uso de la ley 1551 de 2012, cuando de embargos se trate, darán sus resultados positivos al municipio, porque el bienestar lo van sentir cada uno de sus habitantes.
Doctor Socarrás Reales, usted está llamado a lograr eficiencia, eficacia y efectividad, pero igualmente que no se ponga en riesgo los recursos del municipio, defendiendo el patrimonio municipal, porque no es la ley de quiebras el único método adecuado para recuperar la ciudad, inicie reduciendo el gasto y bajando la contratación que de seguro el resultado será benéfico.