En los primeros años de la vigencia de la Ley 724 de 2001, que institucionalizó que el último sábado de cada mes de abril debe celebrarse el Día del Niño para sensibilizar a la familia, la sociedad civil y el Estado sobre la condición de este colectivo, era notorio el interés de la sociedad por hacer sentir a los menores que en verdad era su día. Sin embargo, la fecha se fue anquilosando por culpa de las instituciones que deben promoverla y garantizar los derechos de los niños.
Hoy no hay nada que celebrar. Las cosas han cambiado sustancialmente. Los niños y niñas son más vulnerables cada día, entre el maltrato, el abuso sexual y la desnutrición se pierde la esencia de la niñez. Solo en esta semana que termina en el departamento del Cesar, el CTI de la Fiscalía capturó a 15 hombres sindicados de delitos sexuales contra menores de edad. Y en marzo las autoridades locales alertaron sobre el aumento de los casos de abuso sexual, que llegaron a diez en ese mes.
En nuestro vecino departamento de La Guajira la cifra de niños muertos por desnutrición traspasa los límites de la lógica y se habla de más de cinco mil menores que no han podido sobrevivir al hambre. A pesar de las denuncias que han hecho a nivel nacional los defensores de derechos humanos, este asunto sigue tapado por una estela de complicidad que no permite saber a ciencia cierta qué ocurrió en la península guajira.
Eso sin contar el maltrato físico del que son víctimas los niños en todo lo ancho y largo del territorio nacional. Ese es el panorama desolador de la infancia en Colombia. Por eso no hay nada que celebrar. Es hora de actuar, desde las familias, las autoridades, los docentes, los sacerdotes, los defensores de derechos humanos, todos los estamentos de la sociedad no se pueden quedar impávidos ante tanta ignominia.
Según la UNICEF, la celebración del Día de la Niñez busca “recordar a la ciudadanía que los niños son el colectivo más vulnerable y por tanto el que más sufre las crisis y los problemas del mundo. (…) Todos los niños tienen derecho a la salud, la educación y la protección, independientemente del lugar del mundo en el que hayan nacido”.
La Red de Ciudades Cómo Vamos hizo un comparativo entre las catorce ciudades miembros y encontraron que el 37 % de los residentes consideran que se comportan bien o muy bien frente al respeto por niños y niñas. Según la información, Manizales, Bucaramanga metropolitana, Medellín, Yumbo, Pereira y Valledupar se ubicaron por encima del promedio, mientras que Barranquilla, Ibagué, Bogotá, Cartagena y Cali se ubicaron por debajo del promedio.
Mientras no se respeten los derechos de los niños y no disminuyan las cifras aterradoras de abuso sexual y maltrato, no se puede celebrar. ¿Será por eso que las instituciones cesarenses han pasado por alto la fecha?