…ni mentira que no se desenmascare y se descubra (valga la redundancia); en consecuencia, acotejo este antiguo refrán popular, con el propósito de parodiar la horrible polarización que hemos vivido los colombianos en la extensa campaña política establecida, que termina con la elección popular de la fórmula presidencial que administra a Colombia, en esta ocasión, durante el periodo cuatrienal 2022-2026.
El proselitismo en procura de obtener el mandato ha sido muy irracional, por no decir brutal, bestial o animalesco; es
decir, con enorme incivilidad grotesca y perversa. No cabe duda alguna, en vista del mal comportamiento de muchos (obviamente, no todos) de los partidarios de las dos fórmulas presidenciales. Si bien es cierto que, en todas las campañas políticas, los opositores siempre se sacan los trapos sucios, reitero, en esta ocasión se extralimitaron, especialmente a través de las diferentes redes sociales, que poco o ningún control les han dispuesto.
El próximo domingo 19 de junio de 2022, la ciudadanía colombiana autorizada y que puede votar, por fin definirá cuál de las dos fórmulas elegidas en primera vuelta el pasado 29 de mayo, nos gobernará en los siguientes 4 años.
Analicemos cuál es la verdadera causa del panorama previamente descrito.
Los participantes del susodicho y extravagante o extremista espectáculo, unos se lo endilgan al socialismo y otros al capitalismo. Para mí y también creo que, para muchos otros, la causa verdadera de tan dantesco panorama se debe principalmente a las aptitudes y actitudes de la gente; mejor dicho, a la educación y al comportamiento aprendido (costumbre) de las personas o de cada persona. Esto apenas es una visión muy superficial, lamentablemente el espacio no me alcanza para una explicación profunda; sin embargo, creo que los lectores me entienden.
La administración de todos los países incluye capitalismo y socialismo, porque ambos son indispensables para el desarrollo y progreso de las comunidades, si falla o falta alguno de los dos se pierde equilibrio en la gobernabilidad.
Desafortunadamente, en nuestro tan querido país, la mezcla del capitalismo y del socialismo siempre ha sido muy sui géneris, por ende, requiere que se cambie, pareciera que es un clamor nacional, incluso internacional. No obstante, algunos defensores del capitalismo prefieren conservar todos los privilegios o poderes que otorga el dinero y también algunos defensores del socialismo también quieren alcanzar los privilegios y poderes de los capitalistas.
La aproximación al equilibrio antedicho se ha logrado mediante lucha continua, lo cual ha significado conflictos bélicos con incontable mortandad y destrucción de riquezas inmensas; ejemplos: la revolución francesa, la revolución bolchevique, la guerra de secesión o guerra civil estadounidense la revolución mexicana, las guerras de independencias en muchos países, la de Mahatma Gandhi en la India, la guerra de los mil días y la huelga con matanza en la zona bananera en Colombia, y esto es solo el iceberg de las guerras en procura del equilibrio justo en la humanidad.
En la disputa por la administración política de Colombia en segunda vuelta quedaron Gustavo Petro/Francia Márquez y Rodolfo Hernández/Marelen Castillo, cualquiera de estas dos fórmulas será elegida el próximo domingo 19 de junio. Personalmente, prefiero la que ganó en la primera vuelta, porque sus propuestas las considero mejor. A Marelen Castillo no le hago ningún reparo, pero a Rodolfo Hernández lo considero un mal candidato en todos los aspectos que debe tener una persona para ser el presidente de Colombia.
Con cualquiera de los resultados, gane Petro o Hernández, como buen demócrata, con antelación reciba mis felicitaciones, deseándole la mejor voluntad y cordura para desempeñar la presidencia de nuestro país con todo el respeto y amparo que merecemos todos los colombianos.
¡En hora buena! ¡Bienvenido el nuevo presidente de la República de Colombia!