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No ha pasado nada con el mandato de la Unesco

Desde el lunes 24 de abril se escuchan las notas de los acordeones, el retumbar de la caja y la guacharaca. Es un gusto observar a los niños digitar de forma casi magistral estos instrumentos que identifican al folclor vallenato.

Los concursos de las categorías Infantil, Juvenil y Aficionado fueron los primeros en abrir el telón de esta versión de oro del Festival Vallenato y se unieron desde ayer los reyes de piquería, canción inédita y acordeonero profesional que disputarán la corona rey de reyes.

Este escenario hace que el folclor vallenato demuestre que sigue más vivo que nunca, que los semilleros de acordeoneros florecen con la misma fuerza y el sueño de ser el mejor acordeonero, de componer la mejor canción y hacer el mejor verso es la meta que cientos persiguen.

El vallenato no pasa de moda, pero la moda musical a veces incomoda a este género que hoy se rasga las vestiduras porque se está perdiendo su esencia, a tal punto que hace más de un año la Unesco declaró al vallenato como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad, que no es un premio sino un llamado a rescatar y preservar el folclor del Valle del Cacique Upar.

Este 50 Festival Vallenato así como convoca a tantos seguidores del folclor, debería ser el punto de inicio para convocar a los responsables de preservar el vallenato.

Hasta ahora ha sido débil el apoyo del Estado colombiano al reconocimiento de la Unesco para la música vallenata tradicional. Los miembros del Clúster de la Cultura y la Música Vallenata que presentaron la propuesta a la Unesco y la Secretaría Técnica del Plan Especial de Salvaguarda del vallenato no han podido avanzar ni un centímetro porque no ha tenido el eco suficiente el llamado de la Unesco, ni en las esferas gubernamentales, menos en las culturales.

Los acordeoneros, cantantes, compositores, músicos, productores, gestores culturales y la misma Fundación Festiva de la Leyenda, aparecen en Festival Vallenato. Después no hay poder humano que los haga interesar en la preservación del folclor, como si este fuera un tema del gobierno nacional o de los políticos.

Es a este conglomerado al que le corresponde hacer presión y tocar puertas para que se cumpla el mandato de la Unesco, para que el Plan Especial de Salvaguarda sea efectivo. Solo para comenzar, deberían lograr recursos derivados de la obligatoriedad legal de la aplicación del 0.5 % de los recursos del IVA a la telefonía celular y de ser objeto de aplicación presupuestal en los diferentes planes de desarrollo municipales y departamentales.

Hasta ahora no ha pasado nada con el mandato de la Unesco. Todo sigue en el papel. ¿Para cuándo?

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