Vera Grabe, líder del Observatorio de Paz, 27 años después de haberse desmovilizado de la guerrilla del M-19, analiza la situación que vive Colombia hoy con el proceso de paz con las Farc, asegurando que lo principal para lograr la paz en el país es cambiar de actitud frente a los procesos.
Vera además invita a los medios de comunicación a jugar un papel constructor de paz, que haga entender a la sociedad lo ocurrido para terminar los conflictos y visibilizar otros actores.
*Usted es muy crítica de los medios de comunicación, dice que estos tienen mucho por hacer. ¿Qué estamos haciendo mal y qué reconoce que estamos haciendo bien en este momento tan importante para el país?
Los medios han ganado mucho y han aprendido, pero yo creo que deberían ser un factor de paz, no solamente de ver cómo informan. Es decir, ayudar a que se comprendan las cosas, a tener una visión de largo plazo, a que se entienda que la paz no es perfecta. A también ser crítico de lo que no funciona y dimensionar lo que sí funciona.
Pueden cumplir un papel muy importante de dimensionar otros eventos y procesos de paz, que no solamente son los grandes acuerdos, sino lo que hace la ciudadanía; es decir, visibilizar otros actores, ser a veces menos jueces.
Pero tienen un papel primordial, porque lo que no está en los medios no existe. Entonces por eso su responsabilidad es grande, pero se deben formar todavía mucho más para la paz. La paz de todos los días, de cómo se califican las cosas, el lenguaje y no se trata solo de periodistas, sino de telenovelas y producciones de los medios.
En el tema de la paz a veces nos ponen un peso grande a los medios. ¿Nos ve con tanta responsabilidad en esto que está pasando?
El que trabaja en un medio debe responder a una línea editorial, por lo que los periodistas no están tan libres y tan sueltos y eso también incide. No es cargarle la culpa pero si se quiere la paz hay que cumplir un papel más constructivo.
Nos encontramos a una Vera Grabe hablando de pedagogía para la paz con un nuevo diseño. Háblenos de esa propuesta que han hecho en su grupo de observatorio.
El Observatorio para la paz se dedica desde hace 16 años a hacer de la paz una pedagogía de cambio cultural, que es trabajar la paz no como proceso político, de cambios y reformas, sino la paz en la vida cotidiana; trabajar en la familia, en la escuela, en la comunidad, en la mentalidad, porque en la sociedad en general existen rasgos de una cultura de violencia que es la manera como vemos al otro, como hablamos como reconocemos nuestra historia, como entendemos la diversidad, desde el cuerpo como nos movemos, como nos relacionamos con el medio ambiente, es decir que hay unos ámbitos que son muy importantes y que si las personas tiene herramientas de pedagogía de paz transforman la manera como se ve el conflicto.
Al conflicto tendemos a confundirlo y no lo vemos como una oportunidad de aprender porque le tenemos miedo, y buscamos acabarlo y acabar el conflicto es de manera violenta. Reconocer la pedagogía de paz es reconocer que la paz existe, que esta no es solo un fin sino un modo. Tenemos que preocuparnos por el cómo, no solo por el qué, hay que preocuparse por lo que se va construyendo todos los días, porque a veces dejamos de ver los pequeños pasos que existen en el contexto.
En Valledupar hicimos hace dos años un proceso de reconciliación de víctimas con familiares de personas que habían sido paramilitares, pero porque la gente entendió que también depende de cada uno.
Muchas veces se habla de la paz, cuando hay varios procesos de paz.
La paz es diversa, es el fin de la guerra, es cambio social, es paz interior, es la paz con el medio ambiente, una nueva forma de relacionarnos con la vida cotidiana, y eso es maravilloso entenderlo porque tenemos muchas formas de construir paz, y me quito el mito de que existe una sola paz.
Cuando le ponemos la paz en mayúscula, la cual no vamos a alcanzar y menos en un contexto como el nuestro. Es decir, yo no creo que la paz se alcance y se logre sino que se va haciendo. Uno se baja de ese cuento de la paz total, tampoco se frustra sino que valora lo que va logrando todos los días.
No pueden estar en todas las regiones al tiempo como Observatorio para la Paz, pero en cada región hay movimientos sociales. ¿Qué mensaje les manda para que hagan esa paz cotidiana?
Lo primero es hacer conciencia sin culpa, entender que somos parte de una cultura donde hay elementos de violencia, pero también hay potencialidades de paz. Lo ideal es que articulemos esa violencia, en la relación de pareja, profesor – estudiante, en el lenguaje que usamos, que si hacemos conciencia de esa violencia y entendemos que sí se puede cambiar, y actuar de otra manera. Hay que ser crítico sin ser violento. Si nosotros trabajamos eso vamos teniendo un efecto expansivo en la sociedad.
Desde la experiencia de Vera Grabe que vivió ese mismo proceso ¿Qué se está haciendo para recibir a esas mujeres que estuvieron en la insurgencia de la guerrilla de las Farc?
Yo no sé qué se esté haciendo, pero lo que yo digo es que ocupar un espacio en la paz para la mujer comienza por creérselo uno. Nosotros hicimos ese proceso y tenemos una gran posibilidad en la paz. También implica enfrentarse a la cultura machista que también existe en ámbito político y en las estructuras de las excombatientes.
Por eso la pelea no solo hay que darla para afuera sino con nosotros mismos, porque a las mujeres nos da miedo hablar en público y lo primero es creerme el cuento y atreverme a generar discusiones con los míos.
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“La paz es diversa, es el fin de la guerra, es cambio social, es paz interior, es la paz con el medio ambiente, una nueva forma de relacionarnos con la vida cotidiana, y eso es maravilloso entenderlo porque tenemos muchas formas de construir paz”: Vera Grabe.
Por Andreina Banderas