En su “rendición de cuentas”, el gobernador del Cesar, Luis Alberto Monsalvo, dedicó la primera parte a hablar del Centro Cultural de la Música Vallenata (CCMV), su proyecto bandera, la estampa que lo dejará instalado en los anales de la historia, una construcción faraónica de más de $120.000 mil millones de pesos que el gobernador sigue obstinado en hacer, obra que Valledupar y el Cesar no necesitan en estos momentos.
El llamado CCMV es una obra no prioritaria en un departamento donde más de la mitad de la población vive bajo la línea de pobreza, con unos 250.000 cesarenses en la miseria y el 25.5 % de los habitantes son pobres multidimensionalmente, es decir, poco o nada tienen de acceso a servicios sociales como salud, educación y agua potable. En su capital, Valledupar, solo el 62 % de los hogares viven con 3 comidas al día, según el Dane. ¿Por qué siguen muchos de nuestros coterráneos en semejantes condiciones de pobreza? Precisamente porque los gobiernos se han dedicado a obras de cemento que dan más votos, mientras lo social sigue sin tener una inversión audaz.
A esto se añade que el gobernador no ha escuchado la posición de gran parte de los trabajadores culturales, quienes deberían ser los primeros consultados. Con lo que cuesta el CCMV “podrían construirse 10 espacios para el servicio de las artes en Valledupar o el departamento. De menor tamaño. Más fácil de sostener. Más accesibles a toda la comunidad y a los artistas que son los que le darían vida”, manifiestan intérpretes de Maderos Teatro.
Así las cosas, no se trata de que por las condiciones de nuestro departamento no se pueda invertir en cultura, es que con recursos limitados hay otras inversiones que son prioritarias, más en contextos de pandemia. En todo caso, si se pretende promover la cultura vallenata los 365 días del año empecemos por lo primero. Respondamos algunas preguntas.
¿Cómo avanza el diagnóstico integral de la oferta cultural del departamento del Cesar?; hablemos de ¿cuántos artistas han sido formados en gestión cultural y conservación de nuestras raíces?, ¿cuántos emprendimientos culturales y escuelas artísticas tienen apoyo permanente en todo el departamento?, ¿cuántas becas, apoyos y estímulos se han dado a los artistas independientes? Por supuesto, eso no ha sido prioridad para el gobernador.
Claro que el turismo y la cultura pueden ser medios para la reducción de la pobreza, pero si, y solo si, son las comunidades y los artistas los protagonistas con el mejoramiento de su calidad de vida y la creación de empleo. Con esto presente, se pueden proyectar los sitios turísticos existentes en el Cesar y se pueden crear otros con mayor valor artístico y menor costo económico que el CCMV.
Quienes nos oponemos al Centro Cultural no somos egoístas y queremos desinformar sobre el valor del proyecto, como lo dice el gobernador, es que no es oportuno ni viable embarcarse en la construcción de tal proyecto cuando la mayoría de cesarenses viven en condiciones de pobreza, nos arrecia una pandemia, el desempleo campea y el gobernador en su segundo mandato sigue sin querer verlo.
Tampoco es viable cuando tenemos varias obras con sobrecosto y corrupción en el departamento que no generan confianza en la inversión pública, como la Casa en el aire, el escandaloso estadio de futbol de Valledupar y la sede de la Universidad Nacional, entre otras.
Es necesario priorizar la inversión en la satisfacción de necesidades básicas de nuestra población. Estoy seguro que esta es la posición de gran parte de la ciudadanía y de políticos cercanos al gobernador que no se atreven a alzar la voz por no perder la venia de su proveniencia o por la impopularidad de oponerse a dicho Centro.
Si la inversión de los recursos públicos no está enfocada en solucionar la miseria en la que se encuentra gran parte de los habitantes del Cesar, entonces ¿qué sentido tiene gobernar?, ¿qué sentido tiene invertir recursos públicos en obras como el Centro Cultural que no solucionan las necesidades prioritarias de la gente que lo eligió?
Adenda: Ante la falta de escucha del gobernador solo nos queda un movimiento ciudadano en contra de este proyecto y acudir a las vías legales para impedir su realización.