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No es cualquier desarrollo

Por: José Félix Lafaurie Rivera
Presidente ejecutivo de Fedegán
Hace ocho años, por estas mismas calendas, los colombianos le creímos a una promesa. Fue una propuesta azarosa como la que años atrás hicieran otros mandatarios y en otras direcciones, pero con un ingrediente esperanzador basado en el concepto globalizante de la seguridad democrática. Hoy, ad portas de la elección de un nuevo mandatario, podemos afirmar que Colombia votó agradecida en favor de esa política, pero también en favor de otra promesa: desarrollo, crecimiento económico, generación de empleo, equidad, justicia, y por más y mejores oportunidades, sin dejar de lado el mantenimiento de la seguridad democrática.
Parece de Perogrullo apostarle a lo que en esencia es un deseo colectivo, pero ¿quién no anhelaba la paz hace ocho años? Por fortuna la posición férrea y vertical del nuevo presidente frente a la señal bélica que le enviara la guerrilla –los famosos roket el día de la posesión–, amojonaron en ese entonces la historia de Colombia. Hoy podemos decir que la horrible noche pasó, pero no podemos olvidar de dónde venimos. Por eso, ese bien, “la paz”, necesita preservarse a toda costa, máxime que los colombianos nos hemos apropiado de la seguridad democrática como principal bien público fundante de toda sociedad civilizada.
Ese lúgubre ayer, nos lo recuerda la Declaración de Valle de la Pascua, de la Asamblea Anual de Agricultores de Fedeagro –Venezuela, realizada hace menos de un mes. Señala Fedeagro que ¨La inseguridad de bienes y personas, el secuestro, la vacuna, el robo y el abigeato, se han constituido en problemas estructurales, sobre los cuales no se han desarrollado políticas coordinadas y efectivas en el medio rural¨.
Y en ese entonces como hoy, y aquí como allá, se cuestiona la actuación del Estado. Aquí, porque los problemas adquirieron tales dimensiones por ausencia de Estado. Allá, según declara Fedeagro, por los excesos de intervención del Estado. Infortunadamente, tarde y costoso, resulta no recoger la experiencia de pueblos hermanos.
Si bien la inseguridad dejó de ser un tema estructural, una vez terminada esta fase de transición se hace necesario mirar cuál va a ser el papel del sector agropecuario dentro de cuatro años o dentro de ocho, y cuáles son los nuevos problemas estructurales. No podemos equivocarnos. Nuestra visión se fundamenta en la idea de que la agricultura y la ganadería son un sector estratégico para Colombia como lo es para Europa. Más aún, será un sector tan estratégico no sólo como proveedor de seguridad alimentaria, sino de seguridad energética, amén de la sostenibilidad ambiental. Así lo demuestra el lugar que ocupan estos tres temas en la agenda mundial que, de suyo, están moviendo las políticas públicas hacia el sector agropecuario.
De ahí que las negociaciones comerciales sean tan delicadas y álgidas. Una muestra es el reciente TLC que Colombia firmó con la Unión Europea, en donde el sector agropecuario europeo puso todo su arsenal negociador en busca de solución a una crisis de precios de los lecheros en ese continente. Las determinaciones de sus representantes, de sacar al mercado o destinar para fines caritativos, 76.000 toneladas de mantequilla y 257.000 toneladas de leche en polvo, que estaban destinadas al sistema de compra pública, dan cuenta de los volúmenes del problema, amén de la queja que tienen los productores contra los otros eslabones de la cadena. Y por eso presionan por mayores recursos de la PAC y por apoyo al sector agrícola y ganadero de cara a la adaptación a las consecuencias derivadas del cambio climático.
No es un tema de poca monta. El sector agropecuario y la ruralidad deben ocupar primera línea en la agenda de trabajo del nuevo Gobierno. En el caso del sector lácteo colombiano se trata no sólo de defender la permanencia de más de 480 mil familias, sino de poner las bases del desarrollo en sintonía con las demandas del mundo.
Coletilla
Ya les ha llegado a muchos ganaderos la comunicación oficial de sus compradores de leche, en donde les informan que el precio les será recortado. A otros, además de esa funesta determinación unilateral, que no les recogerán el producto los fines de semana. ¿Cómo será cuando ingresen los lácteos autorizados en los Acuerdos comerciales?

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