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No diremos que está bien

Por: Valerio Mejía

“Abre mis ojos y miraré las maravillas de tu Ley”. Salmos 119:18

Registro con especial preocupación la noticia que los funcionarios públicos de Colombia deben evitar mencionar pasajes bíblicos en el ejercicio de sus funciones. Esto luego de un pronunciamiento de la Corte Constitucional que apela al principio de la laicidad. Los jueces de la República deberán abstenerse de efectuar citas bíblicas en sus discursos, documentos oficiales o sentencias.
El fallo de la Corte se debe a un juzgado de Cali que presentó en una sentencia una cita bíblica del libro del Éxodo, en la que manifestaba: “Tratándose de justicia, no favorecerás ni siquiera al pobre”.
Yo creo que perdemos el rumbo y nos enfrentamos a una interpretación distorsionada de lo que significa una sociedad laica, porque nuestra sociedad colombiana, culturalmente teocéntrica, sí comprende claramente las palabras del que murió en la cruz.
Esto me hace recordar una entrevista que le hicieron a la hija de Billy Graham, en el Early Show, cuando Jane Clayson le preguntó, “¿Cómo pudo Dios permitir que sucediera esto?” (Se refería a los ataques del 11 de Septiembre). Anne Graham dio una respuesta sumamente profunda y llena de sabiduría. Dijo: “Al igual que nosotros, creo que Dios está profundamente triste por este suceso, pero durante años hemos estado diciéndole a Dios que se salga de nuestras escuelas, que se salga de nuestro gobierno y que se salga de nuestras vidas. Y siendo el caballero que Él es, creo que se ha retirado tranquilamente. ¿Cómo podemos esperar que Dios nos dé Su bendición y Su protección cuando le hemos exigido que nos deje estar solos?”
… cuando Madeleine Murria O’Hare se quejó de que no quería que se rezara en nuestras escuelas, dijimos que estaba bien. Luego alguien dijo que mejor no se leyera la Biblia en las escuelas… dijimos que estaba bien. Luego el Dr. Benjamín Spock dijo que no debíamos disciplinar a nuestros hijos cuando se portan mal porque sus pequeñas personalidades se truncarían y podríamos lastimar su autoestima. Y dijimos que estaba bien. Luego alguien dijo que los maestros y directores de los colegios no deberían corregir a nuestros hijos cuando se portan mal. Y dijimos que estaba bien. Luego alguien dijo, dejemos que nuestras hijas aborten si quieren, y ni siquiera tienen que decirles a sus padres. Y dijimos que estaba bien. Luego uno de los consejeros del consejo de administración de las escuelas dijo, ya que los muchachos siempre van a ser muchachos y de todos modos lo van a hacer, démosle a nuestros hijos todos los condones que quieran para que puedan divertirse al máximo. Y dijimos que estaba bien.
Luego algunos de nuestros principales funcionarios públicos dijeron que no importa lo que hacemos en privado, mientras cumplamos con nuestro trabajo. Estuvimos de acuerdo con ellos y dijimos que estaba bien. Luego alguien dijo vamos a imprimir revistas con fotografías de mujeres desnudas y decir que esto es una apreciación sana y realista de la belleza del cuerpo femenino. Y dijimos que estaba bien.
Y luego alguien más llevó esa apreciación y publicó fotografías de niños desnudos, colocándolas en Internet. Y dijimos que estaba bien. Luego la industria de las diversiones dijo, hagamos shows por televisión y películas que promuevan lo profano, la violencia y el sexo ilícito. Grabemos música que estimule las violaciones, las drogas, los suicidios y los temas satánicos. Y dijimos, no es más que diversión, no tiene efectos negativos, así está bien.
Ahora nos preguntamos: ¿Por qué nuestros niños no tienen conciencia? ¿Por qué no saben distinguir entre el bien y el mal, y por qué no les preocupa matar a desconocidos, a sus compañeros de escuela, o a ellos mismos?  Creo que tiene mucho que ver con aquello de que “cosechamos lo que sembramos”.
Ahora más que nunca, les invito a levantar un clamor a Dios para que tenga misericordia de nosotros. Es absurdo ver cómo la gente simplemente manda a Dios a la basura y luego se pregunta por qué el mundo está en proceso de destrucción. Es absurdo ver cómo creemos lo que dicen los periódicos, pero cuestionamos lo que dice la Biblia.
Recordemos: Sin la Biblia y la revelación de Cristo a través de la Escritura, no hay nada que nos separe, a nosotros y a nuestros hijos, de la aceptación eventual de esa monstruosa inhumanidad de estos tiempos.
Ora conmigo: “Querido Dios, ten misericordia de nosotros como nación. Haz que tu palabra siempre esté en nuestro corazón. Gracias. Amén”.

Te mando un abrazo solidario y cariñoso en Cristo
valeriomejia@etb.net.co

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