La historia de Nina Marín y Óscar Alvarado González aún no termina de escribirse, sigue corrigiéndose y volviéndose a redescubrir, sigue a la espera del verdadero reconocimiento, no del premio o del galardón de diplomas o estatuillas; si del verdadero sentir y la preocupación de un adecuado manejo ambiental y además del saber que habrá un espacio, ese espacio muy especial, ganado a pulso, en los anaqueles de la vida que guarde un cortometraje, un cuento corto, una historia, un poema o igual de sentidos y mucho más importantes la vida de Juan Antonio y Óscar Tomás; historia que también la comenzaron a escribir los dos. Atendiendo sus propios afanes y escribiendo su propia historia, sin saberlo cada uno por su lado buscaba la manera de entrelazar el gusto por el arte con el verdadero sentir, su propio sentir.
Y se dio de tal forma que después de diez años sus destinos convergen en esa vida que hoy disfrutan como disfrutan de Juan y Oscar y los deseos en un futuro cercano, de una felicidad duplicada, como lo cuenta Jaime Celedón; vivir la vida agarrados de la mano, con la misma convicción y capoteando adversidades y negativas.
Un día nos encontramos de manera casual en medio de unas pizzas, con Martha Navarro, el tema: hablar de lo que nos apasiona, la poesía, los cuentos cortos y largos, el cine y muchas otras cosas divertidas. De una, la invitación para ir a Tlon, quisimos que Óscar fuera protagonista de una noche mágica. Allí fue con Nina de la mano y con la excitación de los nervios como si fuera la primera vez recitando su sentir.
Su agraciada Nina, lo redescubrió; eso nos contó. Fue realmente mágico. Dice el adagio que nadie es profeta en su tierra, así parece estar sucediendo con este par de genios de las letras y del cine Han ganado premios con “Elemento” y su talento escrito y bien sentido, que fue llevado al cine por Nina Marín, su esposa, el resultado, después de tocar muchas puertas y de oídos sordos en su tierra, ganar reconocimientos en muchos festivales del mundo, de pasearse por varios países mostrando está mariposa de miles colores, que vean la película es el mejor premio y el mayor reconocimiento al esfuerzo de este par de colosos; pero aquí en Valledupar, la negativa fue su constante, increíblemente. Que tristeza que el apoyo para el arte alternativo, diferente al del acordeón y la música sea tan absolutamente pobre. Hoy nos queda darle gracias a Nina y a Óscar por tanto; por seguir creyendo. La esperanza de ustedes tiene nombre, se llama Elemento y esa noche en Tlon nos acordamos que Juancho Polo un día dijo… “Mujer de adorado pelo, con tu sonrisa de aurora, dime si el sol te enamora para bajarlo del cielo” Gracias, siempre gracias.
Sólo Eso.