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¡Ni una más!

EL PILÓN utiliza nuevamente esta frase: ¡Ni una más! para rechazar y repudiar la violación y muerte de la niña de 10 años en el municipio de Codazzi.

La atrocidad del crimen prende nuevamente las alarmas de las violencias contra las mujeres, que ya en el pasado han puesto al Cesar entre los departamentos colombianos donde más se violenta a las mujeres.

 

Sólo en el año 2011 se registraron 23 muertes violentas contra las mujeres, la mayoría de ellas perpetradas por su parejas y exparejas sentimentales, entre las cuales se destaca la muerte de dos niñas: una de siete años que también fue abusada y luego asesinada en el municipio de La Jagua de Ibirico y otra de 11 años que murió junto con su padre en un atentado sicarial en las afueras de su colegio en Valledupar.

 

Aunque es reprochable desde todo punto de vista la reacción también violenta de la comunidad que protagonizó disturbios, desencadenando también la muerte de un joven de 17 años y heridas a una mujer.

Esta es una muestra de que la ciudadanía ya no es indiferente ante las violencias contra las mujeres, lo cual obliga a las autoridades a aplicar como debe ser la Ley 1257 de 2008, que otorga las herramientas necesarias para la seguridad y bienestar de las mujeres en riesgo de ser víctimas de violencias.

 

Por lo pronto les corresponde a las autoridades judiciales aclarar las circunstancias de la muerte de la niña de diez años y procesar con todo el rigor de la ley al responsable de este atroz crimen, comparado solo con la muerte de Rosa Elvira Cely, ocurrida en Bogotá, que generó el rechazo nacional.

 

También tiene su parte en este tema de violencias contra las mujeres, los valores inculcados en el núcleo familiar, pues siete de cada diez violaciones son realizadas por familiares.

Un análisis realizado por el Programa de Desarrollo y Paz del Cesar argumenta que sigue siendo el ámbito privado el espacio donde frecuentemente se presentan los casos más aterradores de violencia contra las mujeres registrados en el Cesar

Adicionalmente que los principales autores son sus excompañeros sentimentales, cuyas formas de agresión van desde los disparos, hasta golpes con objetos contundentes e incluso armas blancas.

 

Hechos como los ocurridos con niñas en La Jagua de Ibirico, Valledupar y ahora Codazzi, han generado y seguirán generando un fenómeno de transición en el Cesar y especialmente en la capital cesarense.

Debido a que ante la gravedad de los casos, la ciudadanía ha venido realizando una alta movilización social, desde distintas iniciativas ciudadanas, principalmente por parte de las mujeres.

demás de que los medios de comunicación igualmente hemos asumido la tarea de registrarlos cada vez más como son y no como simples noticias de muertes violentas, lo que no sólo permite poco a poco avanzar en visibilizar las formas de violencias.

Sino que es a partir de ahí donde la sociedad va paulatinamente desnaturalizando esas formas violentas de relación de los hombres con las mujeres.

Categories: Editorial
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