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“Ni con el pétalo de una rosa”…

El viejo adagio “más vale tarde que nunca” se puede aplicar a la serie de normas, políticas y estrategias adoptados por el Estado colombiano con el fin de prevenir, combatir y sancionar la violencia de género y específicamente la del hombre contra la mujer, que es la más común en nuestro país. Por supuesto, la otra también se presenta…
En efecto, una de las noticias más importantes de presente semana fue la expedición de una serie de decretos por parte de los Ministerios del Interior, de Justicia, de Salud, de Trabajo y de Educación,  y la Alta Consejería para la Mujer, para atacar un problema latente en nuestra sociedad desde hace varias décadas: la violencia contra las mujeres.
Entre las normas y estrategias más importantes, en este sentido, destacamos la que obliga a los médicos a llevar el registro y a denunciar los casos de maltratos contra las mujeres, en el ejercicio de su profesión. La misma requiere una mayor reglamentación y divulgación. Existe una cultura de no denunciar estos casos.
Otra muy importante es la que busca proteger, de manera temporal, a la mujer víctima de la agresión en casas y sitios especiales.
Y quizás la más trascendental y de largo plazo, la que busca iniciar desde las escuelas y colegios, una estrategia encaminada a prevenir y sancionar moralmente este tipo de violencia contra el género femenino. Es largo el camino que tiene la sociedad colombiana para enseñar a nuestros niños a no agredir a las niñas y – por el contrario- protegerlas y quererlas en ambientes sanos de tolerancia, como los que se vienen promoviendo desde los colegios.
Las otras normas hacen referencia a la no discriminación contra la mujer en el mundo laboral, aplicando el viejo principio que a igual trabajo igual salario. Lamentablemente, en el mercado laboral colombiano las estadísticas muestran una discriminación contra la mujer o – visto desde otra manera- un privilegio al reconocimiento del trabajo realizado por los hombres.
El Estado y la sociedad colombiana, en su conjunto, estaban en mora de adoptar esta serie de normas para prevenir, atacar y sancionar este tipo de violencia y situaciones de discriminación. Estas normas y estrategias son un avance, muy significativo por cierto, pero aún falta mucho, pero mucho, por hacer…
El tema debe ser objeto de una difusión desde el sistema educativo al núcleo familiar, tanto urbano como rural; ya que en el campo colombiano la situación es peor, por razones de tipo cultural y antropológico que se deben erradicar. Hay que crear una cultura de mayor tolerancia en general y de rechazo absoluto contra la mujer, en todos los escenarios posibles…
No hay derecho a los casos que se han registrado en las páginas judiciales de varios medios, incluyendo este diario, de hombres que llevan años maltratando a su esposa o compañera, hasta que esto llega al límite de la muerte. En muchos casos, estas historias son conocidas por familiares y amigos, pero no se denuncian por el mal entendido principio que “en peleas de marido y mujer nadie se debe meter”.
En el plano local es de resaltar la campaña “Párala ya”, que en este sentido vienen realizando la Fundación  Carboandes, el Círculo de Periodistas de Valledupar y que el diario EL PILÓN ha apoyado, también.
En este tema los medios de comunicación y los periodistas y comunicadores sociales, en general, tenemos una gran responsabilidad, a la hora de presentar la información, denunciar los casos y más allá fomentar una cultura de rechazo absoluto ante este tipo de violencia contra el mal llamado sexo débil. En buena hora, estas normas y políticas pero apenas estamos comenzando, recordemos que a la mujer no se le puede maltratar “ni con el pétalo de una rosa”.

Categories: Editorial
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